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viernes, 26 de mayo de 2023

El Joe en Netflix

 

El Joe en Netflix 

Para nadie es un secreto lo que representa el Álvaro José Arroyo González, conocido como “el Joe Arroyo”, no solo para Barranquilla sino para la música mundial y en especial a la historia colombiana, sus letras, música, arreglos y participaciones se rehúsan a morir y aún existen varias casas promotoras de su trabajo y emisoras que aún los suenan, al “Joe” se le tiene un museo en Barranquilla en la casa donde vivió y hasta una estatua en su honor, salió en varias portadas entre las que resaltamos la Rolling Stone en primera página nivel internacional, genial a la hora de cantar y componer, tubo una de los más prolíficas carreras obtuvo múltiples reconocimientos, entre ellos, Premio Grammy Latino a la Excelencia Musical, 18 Congos de Oro y 4 Super Congos de Oro en el Festival de Orquesta del Carnaval de Barranquilla.


Pues La película “Revelión” estrenada en noviembre de 2022, llega a su casa a través de la plataforma de pago Netflix, desde el 19 de mayo está inspirada en el libro de título “Quien Mató al Joe” escrita por Mauricio Silva. El director de este film es el bogotano José Luis Rugeles, mientras que el encargado de darle vida al famoso cantante tropical es el actor cartagenero Jhon Narváez.


Según la ficha la descripción es: 

SINOPSIS

“Esta película es el retrato del genio en lo más profundo de su intimidad, el pálpito de un alma atormentada por su gran amor: la música, como si ese amor no le permitiera amar a nadie más, exacerbando el sentido de la vida como un eterno y agónico sufrimiento. Es un viaje atemporal, transitando el lugar oscuro y solitario dónde sucede el acto creativo, dónde su talento está a flor de piel y sus emociones son libres, al igual que sus caprichos. 

La historia transcurre en cuartos de hotel, impersonales, estándares, rebosados por el caos del gran Joe Arroyo. Un cuarto de hotel que son muchos y que, a su vez, contiene la agonía del genio que sabotea todo lo que ama. Para finalmente entender desde donde actúa ese hombre, ese genio, ese ídolo. Al ritmo de Rebelión, Tania, Yamulemao, Tal para cual, El caminante, Mary y Noche de arreboles, acompañamos a nuestro genio en su peregrinaje.”


El film que nos presenta a Un Joe  fuera de mis gustos, repito y que quede claro A MI CRITERIO, más allá de resaltar su trabajo, sus logros, se enfatiza en ser una producción oscura, centrada en los vicios y vacíos de los procesos creativos, sin duda le pasó lo mismo que otras producciones como la de Héctor Lavoe de corte biográfico. 


Sin embargo, los invito a verla para que ustedes también desarrollen el criterio para opinar al respecto, sin duda Joe mas allá de ser una persona normal, se convirtió en un genio musical en los últimos años del siglo XX y al igual que ellos desarrolló, manías, actitudes y diferentes formas de trabajar, con unas altas condiciones de calidad en su producto entregado al mercado.


A mi concepto hay mucho que resaltar, primero el hecho que esté en Netflix, la música, su interprete, sin embargo, se queda corta en la calidad que busca cualquier persona para mostrar las facetas de un Joe creativo, un Joe persona, un Joe Humano, un niño creativo como su familia y amigos lo percibieron o el genio creativo perfeccionista.


Sin embargo la crítica especializada, hace unos meses ganó el premio Rebeldes con causa de la edición 26 del Black Nights Film Festival en la capital de Estonia (Tallin) y ganó el premio a mejor musicalización en el festival de Cine de Málaga.


domingo, 1 de noviembre de 2020

El Joe Arroyo Un legado histórico de cultura que trasciende en el tiempo



 


El Joe Arroyo Un legado histórico de cultura que trasciende en el tiempo



Hablar de El Joe resulta en escuchar el Caribe, el mar, las olas, la clave y la fiesta. Influencia de muchos ídolos de hoy, Joe ya nos hacía añorar la arena. Su vida, voz y las melodías que salieron de su mente amenizan nuestras fiestas, son banda sonora de nuestros recuerdos, nos definen y, durante temporadas, nos hacen patriotas. Su música ha trascendido el tiempo, las generaciones y ahora los formatos. Álvaro José Arroyo es inmortal y las generaciones futuras deberían entender el porqué. Su historia es la historia de la música en nuestro suelo, de la raza de este pueblo y de luchas tan vigentes hoy en día del que él fue un vocero temprano. 


El Joe es sin duda el más grande rockstar que ha tenido este país arrullado con marimbas y tamboras. Bien lo reflexionó Martha Orrantía en 2004 cuando en cabeza de Rolling Stone para la región aseguró: “¿Qué otro músico en Colombia alcanzó tal éxito, cantó su verdad de semejante manera, innovó en los ritmos, vivió a profundidad su vida, y fue ídolo a rabiar de su pueblo? La repuesta es muy fácil: ninguno más que el Joe”. 





Hoy, primero de noviembre, le recordamos porque hubiera cumplido 65 años, pero él nos recuerda constantemente que sin su paso por este mundo no habría Rebelión, Joesón, Tortuga, Tania, Tesos, Verdad, Candela, Super Congo, y un sinfín de legados que nos dejó aquel de la “voz de tarro” que se forjó en las calles polvorientas de Nariño en Cartagena y sobrevivió en varias ocasiones para seguir pregonando y finalmente dejarnos un tesoro musical como nadie en este país nos ha regalado… quizá su gran amigo, Diomedes. 


“El legado de mi papá es un tesoro. Es de las discografías más lindas que tiene el país porque transmitió de los mensajes más positivos que podemos ver en la música. Sus canciones  tristes y románticas eran alegres”, cuenta Eykol Arroyo o ‘la tatico’, como le decía el cartagenero Rey del Carnaval de Barranquilla.


El Joe escribió –por más de 40 años y ahora como inmortal– una historia musical que le ha validado varios carnavales, discos de oro, platino, un monumento de bronce, ovaciones en el Madison Square Garden, reconocimiento internacional sin precedentes para algún colombiano en el momento.



Su impacto en nuestra cultura y su música son el resultado de que fue un gran melómano. "Él era un estudioso de sus sonidos, eso hace que su música sea tan rica en ritmos, y reúna el legado de ancestros. Joe fue un gran exponente de la música colombiana y es un caso de éxito que demostró que uno necesita ir a las mejor universidades del mundo para aprender algo que te apasiona”, expresa la segunda hija que Arroyo tuvo con la musa de la mayoría de su discografía: su Mary. “Debe hacer parte de cada colombiano conocer el trabajo de uno de los más grandes exponentes musicales del país”, continúa Eykol orgullosa de un legado que afortunadamente no se quedó en su familia sino que ha sido conservado para las festividades colombianas.

 

Y es que este visionario nos dejó un tesoro de sonidos que explotó a punta creatividad y una genialidad que muchos recuerdan estudiando, trabajando y disfrutando. 

 

“Fue un músico muy vanguardista y creía en la evolución de la música. Si no hubiera sido abierto no hubiera podido crear un ritmo con el ‘joesón’. Para tú lograr eso necesitas creer que la música tiene derecho a evolucionar sin perder necesariamente sus raíces. Surgen nuevas ideas a partir de las cosas que ya han sido creadas y eso fue lo que hizo mi papá: estudió ritmos caribeños, música francesa, música africana, nuestras raíces, el folclor, los estudió y los revolvió. Se necesita ser una persona que respete mucho la música para lograr lo que él hizo”, dice Eykol.       





‘Tal Para Cual’, ‘Sabré Olvidar’, ‘Falta la Plata’, 'Ella y Tú', 'Mamá', ‘Soy Folclor’, entre muchísimas composiciones que han escuchado en todo el mundo, hicieron de Joe Arroyo un artista legendario para nuestra cultura. Su legado no es solo musical, también fue ídolo de masas y contestatario en favor de los derechos humanos, en especial por las raíces que le valieron discriminación en diversos momentos de su vida. Fue hombre de familia y fue un alma de la noche; fue un romántico empedernido y un maestro musical empírico.

 

Fue un artista admirado por su ídolos; le cantó a lo que pasaba en los años 1600, que continúa pasando hoy en día. Le dedicó horas de música al amor y a nuestros antepasados. Nos regaló noches inolvidables haciendo sones para bailadores. Su legado es inmenso y por eso lo recordamos con una sonrisa, con la alegría que Mary Alonso recuerda cómo "Joe amaba irse a estudiar con las cantadoras en Cartagena. Le fascinaba y se iba épocas largas, hasta un mes”, pero él siempre regresaba y nos sorprendía. Siempre regresa porque siempre hay diciembre y luego enero, siempre está porque somos colombianos.               



La invitación, como su música, es a festejar. A bailar todo el año. El Joe sobrevivirá –como siempre lo hizo– y estará en lo que venga –como estuvo en cuanta rumba hubo, era lo suyo–. Hoy está en Spotify, Youtube, Deezer, Claro o Apple, como estuvo en casettes, long play, cd, dvds y discotecas, su música es la inmortal y nuestros nietos bailarán con ella como nosotros hemos gozado su son.



https://open.spotify.com/album/0NQMsaJTFhIK37mZVMg8sF?si=AgTzRnEBQj-TipNLK4NAtQ

Fuente Sony Music Col.

Fotografia 1 propiedad de Javier Egas Derechos registrados con autorización en difusión

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viernes, 20 de enero de 2012

Joe Arroyo - Álvaro José Arroyo DISCOGRAFIA

Joe Arroyo - Álvaro José Arroyo Discografia

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Álvaro José Arroyo González nació en Cartagena el 1º de noviembre de 1955, bajo la tutela de sus padres Guillermo Arroyo –quien los abandonó al nacer– y de su segunda esposa Ángela González, una administradora de hoteles humildes. Guillermo Arroyo, el popular «Negro Chombo», tuvo 39 hijos, con seis mujeres, todas llamadas Ángela.

Recuerda aún que en las tardes, mientras coreaba sus primeras letras, tenía que cargar latones llenos de agua. Era ésa la época en que se le conocía como el cantante del tarro, porque metía la cabeza entre las latas y así entonaba sus cantos para auto escucharse.

En entrevista con Mauricio Silva, periodista de la Revista Cambio, la cual publicó el 30 de enero de 2005, indicó:

“Con un par de latas de manteca llenas de agua, yo tenía que ir y venir a la tienda de un señor que se llamaba Jericó. Cuando estaban vacías, me las ponía en la cabeza y eso daba un eco hermoso que, creo, sin saberlo, me afinó la voz. Por eso me decían «Voz del tarro». Yo imitaba por esos días a Raphael, cantaba el Ave María, y cuando terminaba, yo mismo me ovacionaba con un: –¡yaaaahhhhhhhh! Allá adentro del tarro sentía que estaba en un escenario y que me aplaudían. Ese era mi sueño de ‘pelao’ y mi Dios me lo concedió”.

Hizo su primera presentación a los ocho años de edad, en el colegio Santo Domingo, en La Heroica. Allí lo conoció Mincho Anaya, profesor de piano y director del conjunto que tocaba en el hotel Americano. Fue él quien lo llevó a cantar durante cuatro años al barrio Tesca, ubicado en la zona de tolerancia de Cartagena. Así se produjo su paso al bajo mundo, donde se convirtió en su ídolo.

A esa edad fue pues profeta en su tierra. Digna de un culebrero, la existencia de Joe Arroyo despierta pasiones en guionistas y espectadores. Como se indicó, a los ocho años, para ayudar a su madre, cantaba en burdeles hasta la madrugada, y, a las siete de la mañana, lo hacía en el coro del colegio de curas, en el que estudiaba. Hasta que se descubrió el pastel y fue expulsado.

A Mauricio Silva le indicó:

“En Cartagena, que es un puerto, había una zona de tolerancia que se llamaba Tesca. En ese sitio había aproximadamente ocho cabarets, si recuerdo bien: Big Fox, Club Verde, El Príncipe, El Bambú, entre otros; eran prostíbulos inmensos, cada uno tenía sus habitaciones y un gran salón donde se presentaban orquestas diariamente. Allí iban los chinos, los japoneses y los turcos que llegaban en los barcos. Pues bien, resulta que alguna vez en el colegio Santo Domingo me pusieron a ensayar canto y les gusté en serio. Tanto que el Arzobispo de Bogotá, que estaba de visita, me becó para que yo fuera el cantante de la Coral de Cartagena, donde me volví la voz líder. Y así fue...”

“–Pero... ¿y la entrada a los prostíbulos? Pues sucedió que esa bola se regó y llegó a los músicos de la ciudad: –por ahí hay un pelao que canta bien bacano, decían. Y así fue que Michi Sarmiento, el de Michi y su Combo Bravo, me convenció para cantar una noche en esos lugares. Y así debuté. –¿Qué le cantabas a tan respetable público? Eso que dice: Bomba en las Navidades, pa que gocen bomba, en las Navidades... y Chuma la casera maquino landera, y esas cosas...”

“¿Y por qué te quedaste tanto tiempo? Víctor Meléndez, que ahora es corista mío, [el viejo canoso], era por ese entonces el cantante de base de El Príncipe, uno de esos lugares. El hombre estaba remamado porque cantaba de lunes a lunes y cuando se sentía muy barro (mal) me tiraba ese trabajo con los respectivos 100 pesos. ¿Tú sabes lo que son 100 barras a los ocho años? Así que él le pedía permiso a mi mamá: –Señora Angela, que yo le cuido al pelao, mire que es para que cante esta noche. A mi mamá no le gustaba para nada pero la realidad era que necesitábamos la plata y yo cantaba de nueve de la noche a tres de la mañana y estudiaba de siete de la mañana a una de la tarde”.

“Debiste tener problemas en el colegio... Claro, un día, cuando yo llevaba más de cinco años en ese trabajo, cuando estaba de cantante líder con la banda los Seven del Swing, llegó al Club Verde el profesor de física del colegio a quien le decíamos «Meteorito». Él me dijo: –¿Y usted qué hace aquí?, a lo que yo respondí: ¡Y ajá!, ¿y usted también qué hace aquí?”. Total, al día siguiente Meteorito puso la queja al rector y el rector me regañó frente a todo el colegio: –este es un ejemplo de vida irregular, decía; también me echó. Sin embargo, como al mes y pico, iba a ir el Arzobispo de Cartagena al colegio y fue así como Meteorito fue a mi casa a buscarme: –que quedas perdonado, me dijo. Ahora Meteorito es un gran amigo mío. Hoy nos reímos de eso”.

Iniciaba la década del setenta cuando Joe Arroyo dejó de cantar en el barrio Tesca porque se le presentó la oportunidad de trabajar en una nueva orquesta que se estaba organizando en Barranquilla. Pero no sólo salió del barrio Tesca, también se retiró del colegio, en donde estaba cursando su cuarto de bachillerato y abandonó a su madre. Sus pasos llegaron hasta Galapa, un pueblo del Atlántico en donde vivía el director de la orquesta La Protesta de Colombia, Cástulo Boiga. Esa fue su nueva familia. Su madre natural demandó al director por sonsacar un menor de edad y la situación sólo volvió a la normalidad cuando Joe Arroyo le expresó con firmeza que su futuro estaba en la música y en la fama. Los sueños de su madre, de ver a su hijo graduado como abogado, se habían esfumado.

Empezaron a trabajar en Puerto Colombia, en el balneario El Escorpión de Salvador Pasos. Allí fue su primer encuentro con Julio Ernesto Estrada, Fruko, el hombre que inició con éxito el movimiento de la salsa en Colombia. Por coincidencia Fruko estaba buscando un vocalista para su orquesta los Tesos, ya que no había logrado un acuerdo económico con «Píper Pimienta». Joe Arroyo viajó a Medellín y grabó una obra de Isaac Villanueva, El ausente, la cual se publicó en el álbum Fruko el bueno y apareció en el mercado en 1973. Regresó a Barranquilla para continuar trabajando con La Protesta, pero por poco tiempo, pues por el éxito nacional de El ausente lo contrataron como vocalista líder de Fruko y sus Tesos.

Se radicó en Medellín y con esta agrupación empezó a viajar. De esa época son algunos de los temas más populares, como Cara de payaso, Lloviendo, El caminante y Tania, la primera canción de su autoría que grabó con Fruko. En su entrevista con Mauricio Silva narró este momento, cuando le preguntó por sus primera composiciones:

“Yo tenía mis temas desde hacía tiempo, pero me daba terror mostrárselos a Fruko, hasta que un día me decidí a enseñarle una canción al pianista de la orquesta. El álbum ya estaba grabado y el difunto Hernando –el pianista–, le dijo a Fruko: –Vas a tener que abrir espacio porque aquí está el tema que va a romper en todo el país. Entonces se lo canté a Fruko y el hombre casi se cae al piso. El tema era Tania”.

“Yo no me afano para componer, porque cuando me pongo a decir voy a componer, no me sale nada. Es cuando Dios quiere, a la hora que sea. Me levanto con la nota y comienzo a grabar. Tengo grabadoras por toda la casa. Me llega una idea y la voy grabando. Casi siempre en el mismo instante me sale todo el tema. No lo dejo para mañana. Cuando me monto en un tema es hasta que lo termino. A veces en un día me salen dos o tres temas. Como a veces estoy tres, cuatro meses sin salirme la musa. Hay una parte muy sublime entre el sueño y la soledad. Cuando uno se está durmiendo hay un clímax, a todos los seres humanos les vienen tremendas ideas, tremendas cosas. Pero el común se duerme y esas ideas se pierden. A mí cuando me salen esas cosas, estoy entre el sueño y la soledad, me vienen unas ideas bonitas, me paro y comienzo a grabar, se me quita el sueño, eso es un momento sublime...”, le expresó a Rafael Bassi Labarrera, de Uninorte F.M. Stereo, Barranquilla.

Luego del éxito logrado con Fruko y sus Tesos, algunas de las orquestas más importantes de Colombia quisieron contar con su excepcional voz. Entre ellas The Latin Brothers, con la que consiguió éxitos como Dos caminos y Patrona de los reclusos, y la orquesta Los Líderes, con la que sobresalió con canciones como Los barcos en la bahía.

Durante la década de los setenta Joe Arroyo se convirtió en la figura más solicitada de Colombia, pese a su juventud y gracias a su espectacular registro vocal, que lo llevaría a ser uno de los personajes más interesantes de la salsa moderna.

En 1981 fundó en Barranquilla su propia orquesta, La Verdad, y se dedicó a viajar por el mundo. Recuerda que desde 1980 había decidido organizar su orquesta y se lo comentaba continuamente a Fruko y a los músicos que lo acompañaban. Pasó un año y el proyecto no se concretó. Por tal razón sus compañeros le molestaban la vida, le decían que la orquesta debía llamarse La Mentira, ya que la anunciaba todo el día y hasta el momento no pasaba nada.

Con La Verdad grabó canciones propias y ajenas y en la década de los ochenta se convirtió definitivamente en uno de los intérpretes más importantes de la música latina en Colombia, consiguiendo el reconocimiento absoluto del mundo de la salsa, que en estos años se estaba inundando de artistas y sonidos de Nueva York, Miami, Puerto Rico y República Dominicana, preferentemente.

Ejemplo de ello es que participó en todos los grandes eventos del mundo latino: Carnaval de Barranquilla, Festival de Salsa de Nueva York y Festivales de jazz en Bruselas y París, son comunes y constantes en su agenda artística.

Sus premios

La lista es impresionante: Discos de Oro, una Torre de Oro en Cartagena, un Caracol de Oro en el Gran Festival de Música del Caribe y sus Congos de Oro, después de los cuales fue declarado fuera de concurso, son un claro ejemplo.

Con su orquesta La Verdad, su primer acercamiento al Festival de orquestas del Carnaval de Barranquilla fue en 1982. Ya había publicado dos álbumes, ambos presentados al público en 1981: el primero se llamó Arroyando, en el que apareció su tema Carnaval, y el segundo se tituló Con gusto y gana, del cual surgió el éxito Bolobonchi obra con la que Joe Arroyo obtuvo el segundo lugar en el Festival en ese 1982.

En 1983, su salud se deterioró en grado sumo por un problema de tiroides y cierto abuso con la rumba... vivió meses angustiosos y el mundo artístico temió por su pérdida. Pasada esa durísima época volvió a ser quien era, multiplicando su carrera en todos los sentidos. Ejemplo de ello es que consiguió seis Congos de Oro consecutivos, el primero en 1984, gracias a su éxito Amanecemos sí, de su álbum Actuando, la tercera producción musical de su carrera con su propia orquesta La Verdad.

En 1985 consiguió su segundo Congo gracias a éxitos como Rosa Angelina, El palo y Tania, éxitos de su lanzamiento Hasta amanecé. En 1986 sumó su tercer premio en el Festival de orquestas del Carnaval con Tumbatecho, el éxito de su álbum Me le fugué a la candela. En 1987 publicó su álbum Musa original y allí apareció el tema Rebelión, el mismo que le brindó su cuarto título en el Carnaval. Con Son apretao de su producción Echao pa´ lante logró su quinto reconocimiento en 1988, y en 1989, el sexto Congo de Oro lo ganó gracias a éxitos como La noche y En Barranquilla me quedo que aparecieron en su trabajo Fuego en mi mente. En este mismo álbum también publicó A mi Dios todo le debo y fue gracias a su impacto en Barranquilla que los directivos del Festival del Carnaval decidieron crear un premio nuevo, porque parecería tonto volverle a entregar un Congo de oro a Joe Arroyo. En febrero de 1990 fue galardonado con el Súper Congo de Oro y declarado fuera de concurso.

Sarmiento Coley en su artículo Entre Barranquilla y Joe hay un amor eterno, el cual publicó en El Heraldo, narró la siguiente anécdota: “... se ganó el trofeo en el concurso Mundial de la Salsa en el Madinson Square Garden de Nueva York. El empresario Ralph Mercado le advirtió que tenía que tocar sólo salsa, pues: –si sales con tus discos de verbena carnavalera, te tiran latas vacías. Joe salió juicioso con los tres primeros temas salseros, pero el cuarto tema fue el sabroso fandango A mi Dios todo le debo. Contrario a las predicciones de Mercado, todo el coliseo cantó y bailó el disco con el Joe. La gente lloraba y le sacó pañuelos. Lo bajaron en hombros y por eso ganó el concurso”.
Su música

La crítica de música latina y caribeña, Daisann McLane, escribió, para la edición del periódico The New York Times del domingo 6 de mayo de 1990, un artículo sobre las nuevas generaciones de la música de este lado del continente.

Para McLane, quien escribe también en la revista especializada Rolling Stone –una de las más prestigiosas del mundo–, en The Village Voice y en otras publicaciones, el tema La lambada sirvió para atraer a oyentes hacia una música mucho más rica que estuvo siendo producida por una nueva generación de cantautores caribeños.

Según McLane, entre los que comandan esta generación, Joe Arroyo está en un lugar muy destacado. McLane comenta que estos artistas tienen en común que entienden el sonido del Caribe, que se mantienen en las raíces de los abundantes ritmos y el folclor de nuestras tierras y que se internan también en la música de otras islas y en el western pop y el jazz.

El resultado, agrega McLane, es que están creando una música popular caribeña irresistible y que se mueve más que los cuerpos. Dice que no hay mejor manera para mirar la nueva ola estética de la música tropical que Cartagena y Joe Arroyo es lo más importante que esta ciudad exporta a todo el Caribe.

Desde que Joe Arroyo formó su propio grupo, ha ampliado su música y ha incluído elementos de todas las partes del Caribe, de Colombia y de África. En su primer álbum exitoso en Estados Unidos, publicado en 1988 y que tituló Fuego en mi mente y en su siguiente lanzamiento titulado En acción, Arroyo saltó de la salsa al merengue y de ahí a la socca, al zouk y a la cumbia –la música afro indígena española de su tierra–. Ningún otro artista del Caribe cubre tanto territorio.

La lírica de sus canciones refleja la historia del Caribe. No le pegue a la negra puede situarse al lado de cualquiera de las letras escritas por Bob Marley y Mighty Sparrow sobre la esclavitud y sus consecuencias.

La sobresaliente voz de Joe Arroyo es la que mantiene cautiva a la audiencia internacional. Arroyo, poderoso tenor lleno de espíritu, podría cantar tranquilamente en cualquier iglesia de negros de Estados Unidos, al lado de Al Green. Las misas en iglesias de negros estadounidenses se caracterizan por unos coros fuertes y rítmicos.

Cuando canta a capella, como lo hace en la canción A mi Dios todo le debo, Arroyo levanta literalmente a sus oyentes. En su concierto en el Palladium, en Manhattan, los seguidores de Arroyo respondieron lanzándose al aire unos a otros.

Privilegiado en su voz, rumbero desde niño en calles y salones de baile, mantiene la esencia de la música afrolatina añadiéndole la sabrosura de los tiempos que le ha tocado vivir. Apasionado de Ismael Rivera y Benny Moré, admirador de Richie Ray y Bobby Cruz, su música es definida como tremenda, caliente y tropical.

De sus canciones expresó que son pequeños dramas que él se inventa. Dice: “No he tenido la suerte de ser escritor, para mí es una satisfacción hacer del tema de la rebelión una canción que abarca cuatro o cinco minutos y que dice mucho de lo que pasó siglos atrás con nuestro pueblo”. Joe Arroyo compone de boca, no sigue ningún patrón musical. Él dice: “Toca pum pum al tamborista y el sonido sale”.

Por último expresa que quiere explorar todo aquello relacionado con el folclor africano y retomarlo en la cultura del Caribe: “la sangre me llama...” En Discos Fuentes logró crear 20 años de música que hoy son indiscutiblemente un tesoro para el folclor nacional.
Lo cotidiano

A Mauricio Silva, el periodista de la Revista Cambio le contó su afición por los carritos de juguete, las cachuchas y los helados de Coca-Cola.

1981 Arroyando

1982 con gusto y gana
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1982 El campeon
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1983 actuando
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1984 hasta que amanece
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1985 me le fugue a la candela
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1986 musa original
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1987 Echao Pa'lante
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1988 fuego en mi mente

1990 - hechao pa' lante
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1990 16 grandes exitos – sonero de america



1990 la guerra de los callados
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1990 en accion
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1991 aniversario


1991 la voz de Joe Arroyo


1991 toque de clase
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1993 Fuego
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1994 antologia musical
disco doble

1994 super fiesta
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1995 sus razones tendra
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1995 brillantes con son de azucar


1995 super exitos del joe vol 1 y 2



1996 Mi Libertad



1996 exitos
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1997 album de oro 5 cds


1997 30 pegaditas con el joe


1997 aquí estoy


1997 25 aniversario
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1997 reinando en vida
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1998 Rey del carnaval
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1998 deja que te cante
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1999 el baile del siglo disco doble
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1999 en sol mayor

1999 Cruzando el Milenio
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1999 20th aniversary sello Sony BMG
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2000 rey del congo de oro
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2001 los reyes del tropico
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2001 los gigantes de la salsa


2001 Revelion
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2001 Joe Arroyo - Marcando terreno
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2002 la verdad de joe arroyo - el original - disco doble


2002 - los magnificos de la salsa - re de los gigantes de la salsa


2002 aquí esta el sabor
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2002 32 cañonazos del joe arroyo
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2003 lo salsero del joe - edicion francesa
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2004 el joe live


2004 arroyo peligroso
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2005 la verdadera historia del joe

2005 se armo la moña en carnaval

2006 gold

2007 el super joe
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2007 20 originales


2008 10 de coleccion


NO SE DE QUE AÑO ES
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