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sábado, 2 de noviembre de 2024

Tras el documentalista salsero de los festivales en Bogotá.

 

Tras el documentalista salsero de los festivales en Bogotá.


Crónica por Nicolás Barbosa

Tras el documentalista sucreño de los festivales en Bogotá


Salsa, un ritmo que se deja capturar desde la lente de un hombre que ha dedicado su vida a documentar este fenómeno musical, los actores de la escena y su proceso en Bogotá.



Mirando por la ventana, los trancones de la Caracas cerca de las 3 de la tarde, atravesando la ciudad de sur a norte, de pie en uno de los muchos buses de transmilenio, me dirijo rumbo a cumplir una cita con quien es hoy día, el documentalista de la salsa y los festivales en Bogotá.


Por un momento suena “la noche” canción del Joe Arrollo a un duro volumen, producto de un carro ubicado al lado mientras cambia el semáforo en los heroes, que me lleva a pensar, que este es un género lleno de pasión y ritmo, que al final nos gusta a muchos. Nació en el Caribe y se amalgamó con el alma urbana de esta fría capital, encontró su hogar en Bogotá como muchas personas que llegan de región a buscar mejor oportunidad, una ciudad conocida por su diversidad cultural, que le ha permitido florecer y afincarse a pesar del frío de sus personas.


La salsa, nacida en los barrios latinos de Nueva York y con raíces profundas en el son cubano, el jazz y el bolero, se ha expandido a lo largo y ancho de América Latina. Desde los años 60, su ritmo contagioso y letras vibrantes han conquistado corazones y calles en países como Puerto Rico, Cuba, Venezuela y claro no podía faltar Colombia.


En los años 70, los ecos del Caribe empezaron a resonar en Bogotá. La salsa comenzó su proceso, filtrándose a través de las emisoras radiales, en las discotecas de barrios populares y, finalmente, en el corazón de los bogotanos. La ciudad, con su mezcla de culturas y sonidos, adoptó la salsa como propia y Javier Egas, estaba ahí presto para ser testigo de ese intercambio cultural.


Recuerdo que en los años de mi niñez, la salsa era algo que sonaba en las calles del barrio, pero al mismo tiempo, era algo casi oculto en ciertos círculos sociales. Bogotá no era la ciudad salsera que conocemos hoy. Sin embargo, la salsa siempre ha tenido un lugar importante en el alma de muchos en esta zona que nos adoptó.


Por fin nos encontramos con el susodicho Javier Egas, después del periplo que representa transitar por la ciudad, un amante del ritmo y la historia, ha dedicado su vida a evidenciar la evolución de la salsa en Bogotá a través de los diferentes festivales que, hace ya más de 30 años se vienen realizando y me atiende en la sala de su casa, esta vez como un gran invitado de honor para que nos hable desde su experiencia.


Su trabajo documental no solo preserva la memoria de una cultura musical, sino que también revela el impacto de la salsa en la identidad bogotana y claro hay otras personas que quizás tienen el mismo don que el, pero su constancia, lo posicionan en esta ciudad.


Nos explica la importancia de entender que es una escena cultural y cuál es la salsera bogotana, en donde intervienen no solamente los bares sino todo un sistema con roles conformado por bailarines profesionales, escuelas de baile, músicos, empresarios, literatos, periodistas, los disc jokey, animadores del ambiente propio de la rumba de bares y discotecas, los coleccionistas de música en diferentes formatos, melómanos, amantes legendarios y documentados en todas las épocas y vertientes salseras. Además de, los diferentes tipos de emisoras, las culturales, las comerciales y las emisoras comunitarias y los invitados especiales a cada evento, las personas que trabajan en los diferentes eventos y  quienes asisten a ellos.


Cuando empezó a documentar sobre este ritmo, el cual no era nada ajeno para sus oídos, pues creció en Barranquilla, en donde las notas de las charangas y los grupos como Richie Ray y Bobby Cruz eran obligados durante las reuniones y por supuesto en el carnaval, pero fue por criterio propio y en Bogotá donde se dio cuenta de que no solo era música de su infancia, sino que era una forma de vida, nos comenta: "era una escena social muy compleja y organizada", avanzando en su explicación sobre esta, se basa en los textos de la teoría del arte y las prácticas de la cultura del sociólogo francés Pierre Bourdieu, a quien cita sobre la creación y los participantes como radiografía de ese posicionamiento en la cultura cachaca.


En Bogotá, la salsa es más que solo un ritmo; es una forma de unir a las personas, de contar historias, Javier se mueve entre personajes del común y de la élite de diferentes corrientes académicas, “hoy en día, la salsa en Bogotá, es una fuerza cultural imparable. Desde los festivales como Salsa al Parque hasta reuniones y fiestas de melómanos y coleccionistas, hasta academias de baile en cada rincón de la ciudad, el ritmo ha permeado todas las capas de la sociedad".


La salsa en Bogotá seguirá evolucionando, vienen ritmos con fusiones, nuevos temas, nuevas propuestas, pero su esencia siempre será la misma: la unión, la alegría y la resistencia. Este es solo el comienzo de una historia que merece ser contada, son 30 años y esto no para, cada año surgen nuevas orquestas, existen composiciones inéditas de piezas musicales que merecen ser apoyadas a la altura de los “clásicos de todos los tiempos”.


Javier mueve las manos, se expresa apasionadamente, empoderado de un tema que ama y que conoce, da muestras de su criterio, tiene el ojo entrenado para describir a través de imágenes ese sabor de los artistas salseros, un hombre enamorado de la música, de la radio, gran melómano, nacido en San Marcos, en el departamento de Sucre, tierra de gente musical, muy trabajadora, cuna de tesoros musicales como el porro y cumbias colombianas, su tiempo lo divide entre su esposa Nancy, su hija Gabriela, el trabajo como ingeniero de sistemas y claro la salsa!


Sus favoritos recomendados, la orquesta Toño Barrio, por el sonido que tiene, aunque, asevera que son muchísimas las orquestas bogotanas y que es injusto armar ese orden, por los internacionales se va por la Spanish Harlem Orquesta, con un sonido no comercial y lo explica sin tapujos, que se mueve entre los sonidos de latín y la salsa de Estados Unidos, pero claro se niega a dejar por fuera en su contexto caribe, a los Van Van de Cuba y el tema musical que lo identifica “Cumpleaños feliz” del grupo Irakere, nos habla que es bien especial para él, porque siempre lo proyectó y lo tenía guardado para celebrar los 15 años de su hija.


Su trabajo es tan reconocido que lo ha llevado a compartir con configuras internacionales en la música de la talla de Eddie Palmieri, Aldalberto Álvarez, Eliades Ochoa, entre otro centenar de personajes que a lo largo de esta carrera ha podido abordar desde dimensiones profesionales como entrevistador, videografo, fotógrafo, documentando participaciones en tarimas y según dice “¡viene más, porque mientras tenga vida, la salsa la lleva en la sangre!”


Tratando de entender mas y mas sobre el, le pregunté abiertamente si consideraba que hoy día se pudiera vivir de la música, en su extensa explicación me concluyó, que los músicos hoy día se están bien formados académicamente, tienen objetivos claros y metas a desarrollar en su proceso profesional, atrás quedaron los que no se preparan, aquellos empíricos, hoy día, son artistas integrales, que pueden desarrollarse desde la producción, la grabación hasta la participación en la dirección musical. 


“¡claro que si!, no es fácil, como en cualquier carrera, pero si se puede vivir de la música”, a su vez, teje un paralelo comparativo de años atrás, en donde se le daba mas valor y mérito a la persona que estudiaba  para médico frente a la profesionalización como músico, eso de  “…si es músico se va a morir de hambre o termina manejando taxi, eso ya quedó en el pasado!”, enfatiza.


“La pandemia del Covid 19 fue un duro golpe que nos abrió los ojos a nivel mundial sobre la forma en que se forman los profesionales en ciertas carreras, el artista que no se quebró fue por que no tenia el conocimiento y la voluntad resilente para continuar desarrollándose, el hambre lo vuelve creativo a uno”, añade mientras habla sentado en su cómodo sofá.


Respuesta tras la cual y al lado de unos pompones amarillos sobre la mesa de centro, me atrevo a preguntarle si, ¿es verdad que hay crisis en la escena salsera bogotana?, para lo cual me dice enfáticamente que no!, y me explica: “existen corrientes específicas dentro del grupo de salseros, están los que escuchan la música cubana, los del los discos de vinilo, los de música romántica, los de música fusión y moderna, los clásicos y el común de la gente que escucha salsa comercial, esa que ponen en las emisoras y que puede identificar perfectamente a los artistas como Victor Manuelle, Tito Nieves y Willie Colon entre otros; y son ellos, los que realmente hacen que siga viva, son los que pagan boletas, los que llegan a los eventos, los que consumen en los bares, para fraseando al gran Combo, si hay cama para tanta gente. 

 

Nosotros los periodistas tendemos a catalogar mal las presentaciones, esperamos mas de unos que de otros, el caso de el festival de salsa al parque de este año, por ejemplo que cumple 25 años y deseábamos que trajeran un abanico importante de representantes en la industria, sin embargo, no estuvimos a gusto, debido a que ya habían tenido su momento en tarima durante varios festivales atrás, existe dentro de la industria musical muy buenos exponentes a nivel nacional y ni que decir de la internacional, veníamos acostumbrados a tener propuestas muy interesantes y diferentes, abriendo las opciones de propuestas, sin embargo, nos presentaron casi a la carrera, un festival repetitivo, pero mirando el desarrollo de los dos días fue un éxito, el parque Simón Bolivar, en sus momentos de presentaciones internacionales siempre estuvo abarrotado, es más, el domingo sobre las 4 de la tarde, las autoridades tuvieron que cerrar los accesos al parque por seguridad. 


Así que, no están cierto que haya una crisis, la gente compra boletos para conciertos, hay un desarrollo constante a lo largo de los meses, el apoyo de las universidades es un factor de importancia que debe ser tenido en cuenta, los shows con casi un año de antelación se venden, somos de una cultura social que le da valor a la expresión musical.


Desde sus raíces en el Caribe hasta su florecimiento en las frías calles de Bogotá, la salsa ha encontrado una casa en la capital colombiana. 


Seguimos dialogando con este tremendo personaje, quien nos habló también sobre la importancia de documentar, en sí la base de esta historia, nos puso en contexto sobre que “los gringos documentan todo, su fuerte son las estadísticas, ellos han perfeccionado la técnica a través del deporte, saben perfectamente quien anoto y en que año, cuantas veces pasó un balón y de que forma por un aro en la NBA, para ellos es importante la estadística y las pruebas de esta, porque les permite saber de donde vienen y medir los objetivos hacia donde van”, atañe que en Colombia sufrimos mucho porque se nos olvida todo, “¡no hay una memoria!” sentencia, es por eso, que quienes se preocupan por el tema, han impulsado los centros de memoria, donde puede cualquier persona llegar perfectamente a buscar y documentarse sobre ciertos temas y su proceso desde la colonia hasta la época moderna, cerrando con la confesión, “a mi se me olvida todo y yo he estado en muchos festivales, por eso para acordarme, debo revisar mis notas, debo revisar lo que pasa en las actas de constitución de los eventos, debo devolver a las fechas, es casi imposible que me acuerde de todo sin haberlo consultado antes”. 


Él mismo nos menciona que aún se pregunta ¿por qué es ta valiosa su labor? y recalca, “ esto no recibe apoyo de nadie, he tenido un proceso, no tenia cámaras, no tenia como hacerlo, lo hago y la gente es la que le da el valor, aún me pregunto sobre lo que hago y su importancia”, mientras sonríe.


 “Ya quisiera que alguien me pagara por hacer esto, no hay apoyo para mantenerse y menos desde lo económico, no es solo ir a grabar, es participar de esa escena, estar en los académicos, conversatorios, ruedas de prensa, rendiciones de cuenta, reuniones de actualizaciones y hasta las tertulias con amigos, sacar el tiempo, sacrificar algo para poder cumplir”. 


Gracias a la dedicación de personas como Javier Egas, este ritmo sigue vivo, resonando en cada esquina, en cada rincón de la ciudad, llenado esos sitios de festivales internacionales  y recordándonos el proceso socio cultural, que vivimos a diario, son personas con este oficio, que le dan memoria a una sociedad y valor a los procesos.


Conoce Nuestra entrevista con Javier Egas 

Participan los maestros Eliades Ochoa, Victor Manuelle y Bobby Cruz.

Escucha el podcast con Javier contándonos apartes de su labor.




Este es un proyecto transmedia  Académico formulado para efectos de proceso profesional para
 la Fundación Universitaria San Alfonso
2024





Saludo Yuri Buenaventura

Saludo José Aguirre

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