Sergio George presenta álbum con grandes del género, que recuerda a Fania y la Combinación perfecta.
Cuentan que fue un ‘rumbón’: Oscar D’ León, Cheo Feliciano, Andy Montañez, Marc Anthony, Luis Enrique, ‘El Canario’, Tito Nieves, entre otros gigantes de varias generaciones de la salsa, en un show de cuatro horas, en octubre de 2012, en Willemstad (Curaçao). Todo, orquestado por Sergio George, pianista y productor que por primera vez encabezó el cartel de figuras.
Pero a diferencia de como fue la Combinación perfecta, en 1993, esta vez había algo de melancolía en el aire: un clamor por los años brillantes de la salsa que parecían idos; una instantánea tomada solo meses antes de que D’ León casi perdiera un ojo y el Cheo le contara al mundo que padece cáncer.
“Decidí hacer este ‘junte’ porque me hacía falta escuchar de nuevo buena música, hecha con pasión”, cuenta el célebre George, múltiple ganador de premios Grammy con éxitos tan grandes como Yo no sé mañana (de Luis Enrique, 2009) y Vivir mi vida, de Marc Anthony (2013), que es número uno en el listado latino de la revista Billboard esta semana.
Así mismo, el CD y DVD Sergio George presents Salsa Giants, grabado en vivo en el North Sea Jazz Festival y en el que participó el colombiano Charlie Zaa, acaba de llegar al número 1 de los tropicales, con canciones que ya son clásicos como Fabricando fantasías, Anacaona, Mata Siguaraya. Otra vez, el rey Midas toca la salsa.
George, oriundo de Harlem y criado en el jazz, habla de su fórmula del éxito.
¿Por qué hoy este proyecto?
Me cansé un poco de la bachata, he hecho tanta. Es una música muy linda pero muchos han entrado a ella para aprovecharse y hacer dinero. Digo ‘ok’, yo no hago cosas así, quiero vender discos pero hacer algo creativo. Mi alma me pedía algo musical, y qué más musical que la salsa. Yo decía ‘la salsa está medio apagada en EE. UU. y no tenemos nada que perder’, es un disco de nosotros, para dejar un legado. No fue pensando en sacarlo a la venta o ponerlo en radio.
A esta gente lo que le interesa es cantar su salsa y muchos están viejitos. No están aquí para buscar viejas: piensan en música. Todos quieren ir de gira. Es probable que en un año estemos hablando de otra cosa. Quería darle exposición a estas leyendas a un público que no los conoce y merecen ser más reconocidos de lo que son ahora. Son pioneros.
Es un buen tributo a Cheo en este momento...
Si no hay salsa, me veo afectado. Si no hay Cheo ni Oscar, no hay salsa. Si no hay salsa, no hay bachata ni reguetón, porque estas músicas nacieron a través de la música tropical. Cheo y Oscar forzaron a las emisoras a tocar esa música. Luego entraron la bachata y el reguetón. La salsa va mucho más allá de lo que es la salsa misma, sin ella no habría música tropical en EE. UU. Esto no se trata de un viejito llamado Cheo. Es un pionero de la música latina y tiene que ser reconocido así.
El disco suena a melancolía...
Los cantantes tenían un punto de vista distinto al mío. Ellos están todos los días cantando salsa. Yo me alejé para producir otros géneros, en los últimos años. No era tanto la presión de tener que rescatar la salsa. Como quieras, no hay ventas de salsa, hay pocas estaciones de radio, entonces qué tenemos que perder. No hay que traer un público nuevo, no hay que vender, nada. Es hacer buena música en un concierto con 12.000 personas. Es un disco de amigos
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Aparece Nora, de la Orquesta de la Luz, perdida hace años...
Se quedaron en Japón. Yo quería una mujer. Primero, tuve miedo de llamar a La India. Tenía miedo de que me dijera que sí y luego cancelara: esto es un show muy caro y hay que tener mucha disciplina (...) A Nora, no la había visto en más de 15 años. Me escribió felicitándome porque le encantó Yo no sé mañana. Y le pregunté ‘¿Qué tu haces?’ Y me dijo ‘aquí en Japón, cantando con la orquesta de la luz’. ¿Te interesa estar en mi show? Vente pa’ca’, no sabía si cantaba todavía bien, si se veía bien. Pero la salsa es global, y cuando la vean, se van a sorprender.
¿Cuál es su fórmula de oro para identificar un éxito?
El secreto es fácil. Es querer complacer al público. Y mira que viene de Medellín. Cuando viví allá, yo era jazzista. Fui con el Grupo Star, y me gustaba la salsa pero estaba en el latin jazz. No me gustaba la música sencilla. En Medellín, uno tenía novias, y ellas quieren ir a bailar. Y lo que había en 1987 era música raspa. Pensé ‘esto no me gusta’, pero si la mujer me decía ‘si quieres estar conmigo, tienes que bailar’. Ok, a bailar entonces, porque si no, no cuadro nada. Regresé a EE. UU., empecé a hacer producción y me llamó Tito (Nieves) para hacer Sonámbulo. Haciendo el arreglo, pensé ‘¿Cómo hago que esa persona en Medellín se pare a bailar? Tiene que ser sencillo. ¿Cómo combino lo creativo con la sencillez?’ Ahí comenzó mi carrera como productor. En las melodías es importante mantener la sencillez. Hasta hoy, pienso en esa persona en Medellín. Esa es mi fórmula.
¿Hay nuevas voces en la salsa?
Está surgiendo un movimiento en República Dominicana, pero no me suena a nuevo. Me gustaría escuchar una fusión nueva. Salsa con música urbana de algo. Pero eso viene de los productores y arreglistas, y honestamente no escucho nada nuevo.
CARLOS SOLANO
Cultura y Entretenimiento
-Por invitación de Top Stop Music.
EL TIEMPO
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