jueves, 4 de julio de 2013

Un autógrafo y una misa por Héctor Lavoe

Un autógrafo y una misa por Héctor Lavoe






Didier Ariza Ospino, Humberto Andrade Mariano y Luis Carlos Xiques Porto, son tres barranquilleros que guardan una relación particularmente directa y singular con la memoria imborrable de Héctor Lavoe, más allá de la de cualquiera de los miles de seguidores con que cuenta en la ciudad el gran sonero boricua.

Ariza, por ejemplo, atesora celosamente un autógrafo que le cazó hace 33 años, cuando Lavoe se presentó el 6 de agosto de 1980 con las afamadas Estrellas de Fania, que debutaban en esta capital. Para el ponceño era su segunda visita a la ciudad.

Lo de Andrade, a quien llaman Tico Salsa, reconocido personaje popular del ambiente salsero local, trasciende a un plano más espiritual, religioso y tal vez conmovedor.

Los 29 de junio, cuando se recuerda el aniversario del deceso de Lavoe, ofrece en la parroquia más cercana a su residencia una eucaristía por el alma de Héctor Juan Pérez Martínez, nombre de pila del Cantante de los cantantes.

Xiques, por su parte, acude anualmente a un encuentro personal e íntimo con Lavoe, pues lo encarna y representa en los actos principales del Carnaval de Barranquilla, celebración declarada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Xiques y Lavoe se convierten durante esos días de Carnaval en una sola persona, ante la mirada de los miles de asistentes a los desfiles de estas fiestas tradicionales, que disfrutan con el enorme parecido físico.
“No le faltan ni las gafas”, es el comentario de la gente para significar la similitud fisonómica entre este asesor de seguros y el ícono salsero puertorriqueño.


El autógrafo de Didier




El papel que conserva Didier Ariza con el autógrafo de Lavoe ya está amarillento, tiene los bordes del lado izquierdo un poco irregulares, como si hubiesen intentado rasgarlo.

No llega a los 10 centímetros de largo, y en un trazo de tinta negra es fácil leer en letra garrapateada un nombre: Héctor Lavoe.

Ariza Ospino es un minucioso investigador musical y coleccionista de discos que atiende su propio negocio de venta de CD y Long Play en el centro de Barranquilla.

Recuerda que obtuvo la preciada pieza en la madrugada del 7 de agosto de 1980, cuando las Estrellas de Fania estaban en el pináculo de su popularidad, y finalizaban su presentación en el estadio de fútbol Romelio Martínez.

“Eran como las 3 de la madrugada, los asistentes empezaban a evacuar el escenario y los artistas de Fania a bajarse de la tarima. Corrí y alcancé a encontrar en la parte posterior a los últimos, Héctor Lavoe, Yomo Toro y Rubén Blades. Yo estaba a nivel de gramilla y la tarima era muy alta. Le grité desde abajo: ‘¡Héctor, Héctor! Un autógrafo, un autógrafo’. Se inclinó, yo me empiné y le entregué el papel. Lo firmó y se lo pasó primero a Blades, y luego a Yomo, quienes también me autografiaron. Fue fácil”, evoca ahora Ariza, de 56 años, quien en ese entonces era un mozalbete de 23.

Desde entonces el papelillo con la firma del artista es la prenda más valorada en casa de su familia.

“Lo guardo bajo llave dentro una agenda que nadie puede tocar. Regularmente reviso si está allí”, agrega este ferviente seguidor de Lavoe, quien también tiene autógrafos de otros grandes de la salsa como Miguel Quintana, Ernie Agosto, Primitivo Santos, Camboy Estévez.

Didier Ariza remata diciendo que ese día su objetivo era Héctor Lavoe, y que fue preparado para ello.
“Compré una libretica para los autógrafos, era como una chequera. También un paper mate nuevo, para que no me fallara la tinta. El bolígrafo no lo recuperé, creo que Rubén Blades se quedó con él”, expresa mientras está atento al recorrido del papel en manos del fotógrafo y de varios curiosos que se acercaron al sitio.

Misa y sorpresa del sacerdote


La primera misa por el alma de Héctor Lavoe la ofreció Humberto Andrade, Tico Salsa, en la iglesia San Rafael del barrio Montes, en el primer aniversario de la muerte del artista.

“Recuerdo que cuando hice la solicitud el sacerdote se sorprendió, se quitó los espejuelos como para mirarme bien, y me preguntó: ‘Héctor Lavoe, ¿el cantante?’ El mismo padre, le respondí. El cura sonrió y me recibió la información”.

A estas eucaristías Tico Salsa lleva a su esposa, a sus hijos, y a algunos vecinos.

La más reciente fue en la parroquia María Reina de todos los Santos, de la urbanización Villa Olímpica de Galapa donde reside actualmente.

“Quise tener este detalle fuera de lo común, pues soy un apasionado admirador de Héctor Lavoe. Además, un católico ferviente. Seguiré en esto hasta que muera, que ojalá no sea por ahora”, manifiesta Andrade Mariano con su conocido toque de humor.

Personificación de Lavoe


Luis Carlos Xiques Porto tiene 60 años, y desde hace siete años se disfraza de Héctor Lavoe en el Carnaval.

“En verdad lo mío no es un disfraz, -aclara-, ni mucho menos una caricatura. Lo mío es la personificación del Cantante de los cantantes. Es un reconocimiento a la personalidad de Lavoe, una figura inmensa de la salsa”, señala este asesor de seguros.

Afirma que asistió al coliseo Humberto Perea la noche del 27 de julio de 1978, cuando Héctor Lavoe actuó por primera vez en Barranquilla.

“Lo conocí en uno de los baños del coliseo, y hablé con él. Era un hombre descomplicado”, agrega.
Para finalizar sostiene: “A Héctor le hago un homenaje de corazón. En el Carnaval no soy yo quien desfila, es el propio Lavoe. Su espíritu es quien me mueve”. Xiques asegura que todos los días de su vida escucha la canción Ah ah o no, que grabó Lavoe con Willie Colón en 1972, en el disco El Juicio. Didier Ariza Ospino, Humberto Andrade Mariano y Luis Carlos Xiques Porto, tres personas del común que encarnan de diferente manera la pasión que generó y sigue generando entre la gente barranquillera un artista del carisma, la calidad y el señorío de Héctor Lavoe. Y en estos días en que se conmemora el vigésimo aniversario de su deceso, bien se pueden parodiar para Lavoe dos frases famosas en el ambiente del tango: ‘20 años no son nada’; y la dedicada a Gardel: ‘Héctor, cada día cantas mejor’.

Por Roberto Llanos Rodado
Editor General de AL DÍA

tomado del Heraldo

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