Escarbando en la memoria del bolerista Roberto Ledesma
Fue el primero en grabarle al compositor y cantante mexicano Armando Manzanero.
El cantante cubano, de 90 años, con su memoria prodigiosa, reveló apartes de su vida musical y personal.
A los 90 años, cumplidos el 24 de junio pasado, el maestro del bolero Roberto Ledesma dice que quiere volver a cantar en Colombia.
Su voz, un tanto mellada por los años, sigue sonando y en ocasiones entona esos falsetes que lo hicieron único en esa época en la que el bolero, cargado de mensajes de amor era el acompañante perfecto de los enamorados, que se dedicaban sus letras.
Adoro, Esta tarde vi llover, Con mi corazón te espero, Camino del puente y La pared son algunos de los éxitos que lo dieron a conocer a comienzos de años 60 y que hoy, en algún rincón del dial, siempre suenan.
Oriundo de La Habana, fue el primero en grabarle al compositor y cantante mexicano Armando Manzanero, con quien mantiene una gran amistad.
A Ledesma lo encontramos, vital y vigente, el año pasado en la entrega de los premios José Fajardo, celebrados en Miami (EE. UU.).
Durante la charla comprobamos que su memoria sigue intacta y recuerda datos exactos de su vida como músico y en lo personal, tanto fue así que durante el evento se subió al escenario y con el güiro en la mano cantó su tema cumbre Con mi corazón te espero junto a José Fajardo Jr., y recordó que fue con la orquesta del papá de este artista con quién la grabó por primera vez:
"Tú tan alta yo tan bajo
que alcanzarte así no puedo,
tú tan rica yo tan pobre,
rico solo en sentimientos..."
¿Quién lo guió por la música?
Mi papá, aunque era militar le gustaba mucho la parranda. Yo tocaba la clave y bailaba, esto hacía que él siempre me tuviera presente en sus eventos. Empecé cantando en los coros de la iglesia y el colegio. En el barrio junto a Óscar González y José Antonio Méndez formamos un trío. Alegrábamos las reuniones y la gente ya nos trataba como profesionales. Grabamos en la emisora La Loma del Mazo en Cuba y nos pagaron 10 centavos.
¿Qué cantaban?
Yo era la voz principal y se interpretaban corridos mexicanos como Rancho grande, Cielito lindo, La malagueña, y boleros como Dónde estás corazón y Quiéreme mucho.
¿Qué recuerda de esos años de juventud en Cuba?
Quedé huérfano de padre a los 17 años y tuve que responder por mis hermanos. Aunque era el segundo, siempre lleve la custodia ya que era muy decidido. Recuerdo que el ciclón de 1944 tumbó la casa, quedamos sin dinero, sin ropa, en la calle. Gracias a los vecinos que eran como nuestros parientes nos levantamos hasta que yo me hice electricista, mecánico y plomero, sin embargo nunca fui profesional, tenía que trabajar y salir adelante como lo hice con la música.
¿Sus hermanos viven?
Fuimos ocho, de los cuales quedan tres mujeres y dos hombres vivos, entre ellos el mayor que tiene 98 años.
Antes de la llegada de Fidel Castro al poder en Cuba, usted había salido para México para integrar el Trío Martino. ¿Cómo fue eso?
A comienzos de los años 50, el compositor cubano José Antonio Méndez me buscó, por petición de los hermanos Ernesto y Eugenio Orta, para que cantara en el Trío Martino. Me gustó la idea y me fui para México. Dos años después nos fuimos de gira por Centroamérica y Suramérica durante 6 años. El primer país que visitamos fue Guatemala. Llegamos a la frontera y para arribar al pueblo donde teníamos la presentación nos subimos en una ‘cigüeña’ que era un carro que viajaba por los rieles del tren. Al llegar al pueblo nos dimos cuenta de que no había ni agua para bañarnos. Estábamos llenos de polvo. Fuimos a un río donde el agua estaba bajo cero, fue una pesadilla. La gira en este país duró 15 días.
Roberto Ledesma junto a José Fajardo Jr., interpretando el bolero 'Con mi corazón te espero', en Miami. Foto: Archivo particular
¿Cuándo fue la primera vez que llegó a Colombia?
En esa gira incluimos a Colombia. A la primera ciudad a la que llegamos fue a Medellín luego siguió Bogotá, allá sentimos un frío de bárbaros. En el hotel pedimos calefacción y nos dijeron que no había, en reemplazo nos dieron unas colchas. Cuando me cobijé me dio un sarpullido del calor que levantaban. Allá tocamos en varios lugares, era el año 1952.
¿El Trío Martino solo era romántico?
Éramos un trío romántico y bailable. En los shows solo teníamos un micrófono para todos, pero hacíamos un ‘escándalo’ terrible y gracias a ese ‘escándalo’ el público nos admiraba y decía: ‘¡Qué alegres! y ¡qué bien que suenan!’ Fuimos los primeros en bailar en el escenario. Hoy en día todos lo hacen. Grabamos La gloria eres tú, Nosotros, La fiesta de los ratones.
En los años 60 era común ver a algunos artistas cantando en películas. ¿A ustedes los invitaron?
Sí, claro. En México logramos gran popularidad y trabajamos en varias películas con Amalia Aguilar, Carlos Valadez, Meche Barba, Fernando Fernández y otros más. Entre las que participamos están: La arrabalera y El tigre del bajío.
¿De esa gira por América Latina qué otro país recuerda?
Cuando llegamos a Argentina, no nos querían dejar presentar en una emisora. Los argentinos eran muy serios y nosotros bailábamos y cantábamos con alegría y allá todo era suave, se hablaba muy pasito y... ¡Imagínate!, llegamos nosotros con nuestra música y sonoridad. El administrador de una emisora al escucharnos le dijo al disc jockey que no nos podíamos presentar ahí, porque nuestra música rompía con el esquema de esa radiodifusora. Entonces este le respondió: ‘Pero qué hago sí ese es el número que ellos tienen’. El público al escucharnos se entusiasmó y así llegamos al pueblo argentino. Luego supe que despidieron al administrador porque el dueño le dijo que este trío cubano era de lo mejor y cantaban lo que sentían y si eran alegres, tocaba dejarlos.
¿Cuándo y en qué circunstancias llegó a Estados Unidos?
Estando en Cuba nos salió un contrato con la cadena de restaurantes Ninos Continental, que tenía sedes en Nueva York, Washington y Filadelfia. Allá estuvimos tres años. Tocábamos chachachá; una de las canciones que más nos pedían era El bodeguero. Nuestra competencia era el trío Los Panchos, el trío Los Diamantes y otros tríos mexicanos, la diferencia es que ellos solo hacían bolero y nosotros tocábamos rumba. Luego nos fuimos a hacer shows para los latinos en la ciudad de New York.
Sus éxitos los hizo como solista, ¿pero en qué momento dejó el Trío Martino?
Después de ocho años de estar con el Trío Martino, me lancé como solista. Esa decisión se la consulté a mi amigo Pepe Fernández, que en paz descanse. Él era el dueño del restaurante La Barraca, donde yo trabajaba. Le dije, yo me quiero hacer un nombre internacionalmente y que la gente me reconozca como Roberto Ledesma. Me respondió: ‘Yo no quiero que te vayas del trío, pero sí tú piensas que vas a triunfar solo y pasando trabajo, hazlo’. Ahí empezó mi vida como solista. Me quedé en Nueva York y toqué con la agrupación de José Fajardo y estuve en algunas presentaciones con las orquestas más grandes que había en ese momento, la de Tito Puente y Machito; no fue nada fácil abrirme camino.
Afiche promocional de Roberto Ledesma para sus seguidores. Foto: Archivo particular
En ese Nueva York de los años 50 y 60, cuando la salsa empezaba a buscarse un lugar en esta ciudad y cuando los latinos también estaban en búsqueda de su identidad, existía El Palladium. ¿Cómo lo recuerda?
Cuando llegamos a Nueva York, en 1957, caminamos por Broadway y en un local escuchamos y sentimos música rítmica. Era una guaracha bien tocada. Si la memoria no me falla era un miércoles y nos acercamos. La sorpresa fue mayor cuando en el escenario estaban Tito Puente, Machito y Tito Rodríguez. Para entrar pagamos dos dólares. Vimos americanos y judíos bailando. Al Palladium le cabían más de 500 personas.
¿Cantó allá?
Sí, el cubano Julio Gutiérrez hizo los arreglos del tema La gloria eres tú, para mí. Esa primera vez cuando me subí al escenario, vi que la gente me miraba embelesada. Luego se sentaron para observarme. Al principio los nervios me querían dominar, pero al ver la aceptación se me quitaron y me pidieron que repitiera el número.
Si tocaba chachachá y guarachas, entonces, ¿por qué no se lo relaciona con la música latina?
Es cierto, la gente me conoce como bolerista, pero yo canté todos los ritmos cubanos cuando no se conocía el término salsa. Si en Cuba tú no cantabas boleros y guarachas no te contrataban y yo siempre he tenido esa facultad.
‘Con mi corazón te espero’, del compositor cubano Humberto Suárez, ha sido su éxito cumbre, cuéntenos un poco cómo fue la grabación y cómo triunfó.
La primera vez que la canté y la grabé fue con José Fajardo, en 1961, en Nueva York. Eso fue para la casa disquera Columbia. Después la grabé 5 veces más en diferentes sellos musicales, pero fue con el sello Gema, de mi amigo Guillermo Álvarez Guedes, que en paz descanse, cuando se dio a conocer por el mundo. Esa fue mi primera grabación como solista. Mi amigo Luis García, que en paz descanse, luego de escucharla me dijo que él ya la había grabado en ‘el tiempo de la nana’, ¡Imagínate cuánto tiempo pasó! Pero mi versión es la que más ha gustado.
¿Cuál cree que pudo haber sido la razón de ese éxito tan grande?
Yo era una voz fresca y nueva, el mercado del bolero estaba saturado de las mismas voces y creo que llegué con una interpretación nueva. A todo esto debemos sumarle los arreglos que hizo Pepe Delgado, y, como siempre (yo estuve) cobijado por Dios.
¿A cuántas mujeres enamoró con sus boleros?
El problema de las mujeres es la curiosidad por saber. Y no es que tú las enamores. Yo las respeto mucho, nunca me gustó abusar de ellas, pues yo nací de una. Tuve muchas novias y como todos me enamoré y me desenamoré. Solo me he casado una vez y es la madre de mi única hija, Mónica Ledesma. Ella es patóloga del habla y vive en Miami. Tengo tres hermosas nietas, que aunque no cantan son mi vida.
¿Para Ledesma quien es el bolerista más grande?
Lucho Gatica, de Antofagasta (Chile). Ahora vive en México. Sé que está retirado de los escenarios. Somos muy buenos amigos.
En sus más de 70 años de carrera musical ha visitado muchas veces Colombia. Cuéntenos detalles de aquellas presentaciones.
Si algún pueblo me ha apoyado en mi carrera musical es Colombia. Cuando vuelva, que espero sea pronto, voy a llevar una cédula que allá me expidió el DAS y dos carnés del sindicato de músicos que conservo. En Barranquilla canté con el trío Los Isleños (Óscar Fajardo, Santander Díaz y Gastón Guerrero), en 1955. Espero volver a grabar y voy a incluir un tema que, aunque no es nuevo, es dedicado a tu patria, se llama: Qué viva Colombia.
¿Recuerda el último concierto que dio En Colombia?
Fue en Barranquilla hace seis años. Me quedé sin voz en el escenario y ese gran cantante Juan Carlos Coronel me ayudó a cantar, yo solo puse el repertorio y el público interpretó los temas.
Luego de ese traspié en Barranquilla, ¿ha vuelto a los escenarios?
Claro que sí, hace poco canté en Nueva York. Lo que pasa es que ahora canto un día y descanso diez. Yo muero cantando, pero no quiero la agitación ni que me presionen. Es más, me siento muy bien, a veces mi esposa, por la edad que tengo, me dice que no lo siga haciendo. Yo le respondo que por qué no, si eso lo llevo en el corazón, nadie me lo va a quitar. Si hoy me pongo ronco, mañana se me quita y el canto sigue ahí.
Usted fue el primero en grabarle a Armando Manzanero. ¿Recuerda cuál fue esa primera canción?
Sí, se llama Qué vas a hacer.
¿Cuál es el LP de todos los que usted grabó?
Se titula Guitarras bohemias y lo grabé con Pablito y Luisito Cano, ahí soy yo solo. No hay orquesta, solo me acompaña una guitarra. Dos de las canciones son: Las perlas de tu boca y Guitarra bohemia”.
¿Ledesma le teme a la muerte?
Sí le temo a la muerte, la vida es muy linda. Si algún día muero, aunque sé que Dios me tiene para vivir 120 años, me gustaría que mis amigos interpretaran mis canciones. Pero recuerda, chico, que yo he acabado con la quinta y con los mangos y todavía puedo tumbar gente como loco.
JOHN CERÓN
REDACTOR DE EL TIEMPO
Fuente
El Tiempo