Mostrando entradas con la etiqueta Héctor Lavoe. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Héctor Lavoe. Mostrar todas las entradas

miércoles, 8 de marzo de 2017

Cuando Lavoe Fue Contratado por Pablo Escobar

Cuando Lavoe Fue Contratado por  Pablo Escobar


Hemos visto y oido miles de cosas a cerca de los lujos y excesos que los capos de la mafia se daban en los años 70 y 80, y uno de esos son , los conciertos con primerísimas figuras que por la época y el éxito salsero han sido vinculados en presentaciones para los principales cabecillas y organizaciones.



Cuenta el mito, crece la leyenda que un día la Fania all Stars y alguno de sus mas representativos músicos llegaron a Medellín ......


Fotos de documentación de Medardo Arias

La historia me la contó un taxista, después de la medianoche, mientras íbamos por la transversal superior en dirección sur-norte, de El Poblado hacia Medellín. En un comienzo me costó trabajo creerla, pero luego la vida me dio pruebas más que suficientes de que era real. 

El taxista me dijo, señalando con un dedo un barranco, al lado de la avenida, que en medio de la noche, junto a un resalto en el pavimento, tuvo que disminuir la velocidad y se le apareció un tipo vestido de frac y descalzo. El hombre saltó a la vía como si fuera un gato y se quedó parado en la mitad. Se veía que estaba asustado. Le dijo que lo llevara a un hotel. Que iba sin un dólar. Le dijo que era Héctor Lavoe. Que estaba cantando en una fiesta de mafiosos y la cosa se había puesto muy pesada. Que estuviera tranquilo, que en el hotel le pagaban la carrera. El taxista no le creyó. Sin embargo, le abrió la puerta, lo dejó subir y se quedó mirándolo por el espejo retrovisor. Luego, le dijo:

-Qué pena, señor, pero para yo creerle ese embuste, me va a tener que cantar "Yo soy el cantante" si quiere que lo lleve al hotel. 
Héctor Lavoe se mostró contrariado y después se indignó: 

-Mi pana, ¡pero si por eso fue el problema! ¡Un tipo de esos me hizo repetir como diez veces esa canción, amenazándome con una pistola! ¡Y yo me mamé y le dije a la orquesta no canto más, apaguen los equipos!  
El taxista insistió. Trató de explicarle que el de ellos era otro caso. Qué él estaba haciéndole un favor. Que lo había recogido sin saber quién era él. Que había aceptado llevarlo hasta el hotel sin que le pagara la carrera y que la única manera que tenía de comprobar que él sí era Héctor Lavoe, era oyéndolo cantar esa canción. Héctor Lavoe no discutió más y empezó a cantar:

Yo soy el cantante / que hoy han venido a escuchar / lo mejor del repertorio  
a ustedes voy a brindar. / Y canto a la vida / de risas y penas / de momentos malos / y de cosas buenas. 
Vinieron a divertirse / y pagaron en la puerta / no hay tiempo para la tristeza / 
vamos, cantante, comienza. 
El taxista dice que cuando oyó la primera estrofa se le pusieron los pelos de punta. ¡El que cantaba era el mismísimo Héctor Lavoe! ¡Nadie más podía cantar así! Lavoe, tal vez sintiéndose un poco humillado, pero contento porque el taxi por fin lo llevaba hacia el hotel, siguió cantando: 

Y nadie pregunta / si sufro si lloro / si tengo una pena /que hiere muy hondo. 
Yo soy el Cantante / porque lo mío es cantar / y el público paga / para poderme escuchar. 
El taxista dice que esa noche, mientras llegaban al Hotel Intercontinental, Lavoe cantó toda la canción, de principio a fin. Cuando él estacionó el taxi junto a la puerta principal del hotel, tal como el cantante le había prometido, uno de los managers del conjunto bajó de su habitación y le pagó la carrera. Se despidieron como un par de amigos.

-No se le olvide: recogí a Héctor Lavoe en el mismo punto donde lo recogí a usted. El tipo salió de un matorral -me dijo el taxista, cuando nos despedimos.

Un tiempo después, le conté la historia a Umberto Valverde, en Cali, donde Lavoe era un ídolo. Él dijo, abriendo los ojos: ¡Todo eso es cierto! Y me mostró unos testimonios de varios músicos de la orquesta de Héctor Lavoe. Gilberto Colon Jr. recuerda así el episodio:

"Para llegar a la casa era necesario viajar por helicóptero o ir a pie. Al llegar a la montaña, el conductor del autobús dejó a la banda. De ahí en adelante, tuvimos que caminar, subiendo una colina empinada, por más de media hora, para llegar a la residencia. No había otra manera de llegar a ese lugar tan privado y distante..." 
Eddie Montalvo, el conguero, también estaba presente y recuerda: "Como Larry Landa perdió su vuelo, no pudo llegar a tiempo para ver el espectáculo. Su ausencia causó un problema para Héctor. Los músicos no tenían un representante para protegerles contra los guardaespaldas en esa residencia. El contrato les exigía a Héctor Lavoe, Vicentico Valdés e Ismael Rivera que tocaran hasta las dos de la mañana, pero antes de comenzar, el organizador le pidió a Héctor que su banda tocara hasta las seis. Debido a la naturaleza amenazante de la propuesta, Héctor declaró firmemente: nosotros fuimos contratados para tocar hasta las dos de la mañana. Lo toma o lo deja?" 
"Cuando fueron las dos de la mañana, Héctor le dijo a la banda que pararan. El organizador los amenazó a punta de pistola para obligarlos a continuar cantando. Quería que Héctor repitiera Yo soy el cantante. Ismael Rivera se envalentonó y los guardaespaldas también. Hasta que los llevaron a un cuarto pequeño que cerraron con llave el resto de la noche". El taxista me dijo que el cuarto era un inodoro.

Montalvo cuenta: "Después de una hora, Héctor rompió una ventana y con la ayuda de los otros músicos salieron uno por uno por ahí, sin sus instrumentos, en la oscuridad y con miedo. Por treinta minutos se resbalaron, se cayeron, hasta que salieron a la carretera.  
Mientras caminaban, Ismael dijo: En la vida, Dios nos aprieta, pero no nos ahoga". 
Después convinieron que Héctor parara un taxi y fuera hasta el hotel a pedir ayuda. 
"Al otro día vino al hotel alguien de esa familia y nos devolvió los instrumentos, pero los pasaportes no. Tuvimos que acudir a las autoridades para salir del país".

*Cronica del periodista y escritor colombiano Juan José Hoyos para el periódico El Colombiano de Medellín.



Recientemente se está hablando de un video donde Alias Popeye hace mención y referencia a Héctor Lavoe, “Vamos a hablar ahora de Héctor Lavoe, el Cantante de los Cantantes. El hermano puertorriqueño vino a cantar a la Hacienda Nápoles muchas veces y no le pasó absolutamente nada”, aunque no entró en más detalles, Popeye, quien fue liberado en agosto de 2014, dio a entender que en ninguna de sus visitas el Jibarito de Ponce tuvo algún altercado con el mismísimo Pablo Escobar ni algunos de sus allegados, no obstante, aclaró:
“No descarto que en la finca de otro miembro del Cartel de Medellín haya tenido un impasse pero de ahí nada del otro mundo. Héctor Lavoe era un hombre agradable, un hombre querido que cantaba con el alma y era un gran ser humano”.





Síguenos en Twitter Siguenos en Facebook Siguenos en Blogger








lunes, 4 de enero de 2016

Héctor Lavoe

Héctor Lavoe 




Héctor Juan Pérez Martínez , Nace en Ponce, Puerto Rico el 30 de septiembre de 1946 y quien falleciera en Nueva York, Estados Unidos el 29 de junio de 1993, más conocido como Héctor Lavoe, cantante de salsa puertorriqueño, cuya personalidad, estilo y cualidades en su voz lo llevaron a una exitosa y vertiginosa carrera artística en el ámbitosalsero durante los años setenta y ochenta.

La limpieza y brillo de su voz aunada a una dicción impecable, agilidad mental y la cualidad para cantar fraseos extensos y rápidos con total naturalidad, lo hicieron uno de los cantantes favoritos del público latino.

Infancia e inicios

Héctor Juan Pérez Martínez (uno de ocho hijos), nació en el seno de una familia humilde. Era hijo de Francisca Martínez (Panchita) y de Luis Pérez (Lucho). A los tres años de edad perdió a su madre, lo cual sería el primero de muchos golpes en la vida del cantante. Su padre, quien tocaba la guitarra con tríos y orquestas locales dio instrucción musical a su hijo y lo matriculó en la Escuela de Música Juan Morel Campos; tenía el sueño de ver a Héctor convertido en un gran saxofonista. Aunque Lavoe aprendió los fundamentos de música, pronto perdió interés en el instrumento. Sentía que lo suyo era cantar.

Cuando era joven, Héctor pasó gran parte de su tiempo escuchando música jíbara (Campesina) y popular. Sus cantantes favoritos eran Chuito El de Bayamón, Odilio González, Roberto Faz y Daniel Santos, cuyas voces y estilos imitó a tal punto en que logró reunirse con Daniel. Otros cantantes que influyeron enormemente en Héctor fueron: Cheo Feliciano, Ismael Rivera, y la clara voz de Ismael Quintana.

A la edad de 14 años, era el cantante en una banda en Puerto Rico. Le pagaban dieciocho dólares por noche, lo que en 1960 era un buen sueldo para un joven de la edad de el.

Héctor soñaba con cantar en Nueva York y hacer fama y fortuna. Su padre estaba totalmente en contra de la idea, porque el hermano mayor de Héctor había emigrado hacia allá y murió en un accidente. Contra los deseos de su padre, Héctor llegó a Nueva York el 3 de mayo de 1963 a la edad de 16 años. Se mudó con su hermana mayor Priscilla. Su primera impresión de la ciudad, la cual consideraba como un lugar espléndido en la Tierra, fue decepcionante, al ver en la parte latina los edificios descuidados y las calles llenas de basura.

Sus primeros trabajos después de su llegada fueron como pintor, maletero, mensajero y conserje. Su amigo de la infancia, Roberto García, que vivía en Nueva York, lo invitó a asistir a un ensayo de un sexteto que se estaba formando. El vocalista cantaba «Tus ojos» y no estaba haciendo un buen trabajo, así que Héctor le sugirió que lo intentara de otra manera. Héctor cantó la melodía para que el cantante pudiera hacer los ajustes necesarios y la banda lo asimiló inmediatamente como su cantante principal.

Más tarde se conectó con Russell Cohen, director de la banda the New Yorker con la cual en 1965 grabó su primer sencillo de 45 rpm: «Está de bala».

Comenzó a tocar con bandas como la de Francisco Bastar Kako y sus All Stars, a través del cual conoció a su padrino artístico Johnny Pacheco, que inmediatamente reconoció su talento artístico y, poco después se lo recomienda a Willie Colón para la grabación de su primer disco El malo (1967).

Etapa como cantante de la orquesta de Willie Colón (1967-1974)

Entre 1967 y 1973, Lavoe se convirtió en el cantante de la Orquesta de Willie Colón, con quien grabó un total de nueve discos.[cita requerida]

Willie Colón era un músico joven que estaba tocando jazz latino y boogaloo. En 1967 tenía listo su primer álbum para Fania Records y a Johnny Pacheco no le gustó el cantante de esa orquesta y propuso a Héctor Lavoe para que lo sustituyera. Para aquel entonces Colón era considerado un joven músico de propuestas interesantes pero con mal sonido. Pacheco ya estaba al tanto de la voz de Héctor, su enunciación impecable y sus habilidades estilísticas.

En un principio Lavoe no estaba interesado en grabar con Colón, ya que consideraba que esa agrupación tenía muchas fallas y alimentaba la esperanza de ser llamado por alguna de las orquestas más importantes del momento. Considerando que su pasantía por esa orquesta sería corta, se negó a participar en las portadas de los dos primeros álbumes.6

En el verano de 1967 salió al mercado su primer trabajo discográfico llamado El malo y en 1968 se edita The Hustler el segundo álbum de Lavoe. Para aquel entonces, Lavoe es el vínculo de la orquesta de Colón con lo caribeño y poseía una voz melodiosa de tenor pero áspera y con timbre nasal. Lavoe no cantaba en inglés por lo que Willie Colón decidió aprovechar el potencial que brindaba el cantante para decantarse definitivamente hacia la música latina afroantillana.7

Al año siguiente (1968) se edita Guisando, el primer disco donde Lavoe comparte créditos con Colón y aparece en la portada. Guisando es el primer disco de salsa de la pareja donde los ritmos se acercan a la guaracha, el son, la guajira y el guaguancó con fusiones atrevidas e ingeniosas proponiendo un estilo agresivo e irreverente de hacer música. Destacan los temas «Guisando», «No me den candela» y «Te están buscando», con letras que abordan con humor historias de carteristas o ladrones que son perseguidos por la policía y temas universales como la envidia, la maldad, el chisme y la santería donde se siente los anhelos de felicidad de la diáspora boricua discriminada en la ciudad de New York.6

Durante 1968 Lavoe inició una relación sentimental con Carmen Castro. Castro quedó embarazada, pero se negó a casarse con él porque lo consideraba un mujeriego. El primer hijo de Lavoe, José Alberto Pérez nació el 30 de octubre de 1968. Cuando José fue bautizado, Héctor recibió una llamada informándole de que Nilda Puchi Román (con quien también tuvo una relación) estaba embarazada. El segundo hijo de Héctor, Héctor Jr. nació el 25 de septiembre de 1969. Después de esto, la pareja se casó, y tras una petición de su esposa, Lavoe hubo de mantenerse alejado de su primer hijo y la madre de este.5

La hegemonía de Willie Colón y Héctor Lavoe se consolidó a fines de 1969 con el lanzamiento de Cosa Nuestra cuyo título hace referencia a la expresión italiana «Cosa nostra» y sus implicaciones en el mundo de la mafia.

La pareja consolida con la portada del disco y las letras de las canciones su imagen de «chicos malos», a pesar de que nunca incitaron a la juventud a cometer delitos; simplemente realizaban pequeñas crónicas de la vida en los barrios y comunidades latinas de Nueva York. Los temas más destacados fueron: «Che Che Colé», «Te conozco», «Tú no puedes conmigo», «Sangrigorda» y «Ausencia» que fue uno de los boleros más radiados de la época. El éxito de este disco se afincó en un repertorio de carácter urbano y popular y en las vocalizaciones afinadas, sabrosas y sentimentales de Héctor Lavoe.

Héctor Lavoe buscaba darle a sus canciones el toque propio de su país natal, Puerto Rico, y lograr que se identificara con esta nueva música que estaba tocando, que ya era salsa, pero todavía no había sido bautizada como tal. Colón estaba ensayando una fusión entre múltiples ritmos afro-antillanos, junto con el jazz estadounidense en los acordes de los trombones. Todo esto le daba un toque bastante agresivo a sus composiciones, lo cual se complementaba perfectamente con el estilo de cantar de Lavoe, que era callejero y desafiante.

Para 1970 esta amalgama entre música urbana, salsa y folklore cobra relevancia en el disco Asalto navideño, que evoca el sentir religioso y patriótico de las fiestas navideñas, combinado con el efecto de la parranda de ir de casa en casa con cánticos.8

En este álbum el maestro Yomo Toro hace alardes de su virtuosismo dando un aire puertorriqueño a gran parte de los temas. La canción más popular de este disco fue «La murga», con su contagioso ritmo y la potente y afinada voz de Héctor, que comienza hacer gala de soneos e improvisaciones inolvidables cuando en el solo de trombón dice: «Guapea Willie Colón… El diablo».

El éxito de estos álbumes transformó significativamente las vidas tanto de Colón y de Lavoe. La banda de Colón ofreció un crudo y agresivo sonido de trombones que fue bien recibido por los fanáticos de la salsa y Lavoe complementa el estilo con su voz articulada, talento para la improvisación y sentido del humor. Héctor recibió un reconocimiento inmediato, trabajo estable, y el dinero suficiente para proporcionarse un cómodo estilo de vida. De acuerdo a Lavoe, todo pasó tan rápido que no sabía cómo lidiar con el éxito repentino.

La carrera artística de Héctor Lavoe continuó con la publicación de su sexto trabajo con Colón La gran fuga 1971, de donde se desprendió el inolvidable tema «Panameña» y donde Lavoe, en el «puente» de la canción, que se detiene por un instante, improvisa: «La salsa de Puerto Rico… El aguinaldo» y los trombones junto al sinuoso piano del profesor Joe Torres crean una explosión de sabor.9

Su éxito era tal que constantemente eran contratados por toda Latinoamérica para presentarse ante multitudes. Los trombones se volvieron el instrumento más típico de la salsa, algo que funcionó muy bien para este binomio salsero. Sin embargo, Lavoe comenzó a consumir drogas, a llegar tarde a los conciertos y a llevar una vida de excesos que comenzó a hacer mella en su indiscutible talento.

Desde su época con Willie Colón se hizo adicto a las drogas y comenzó a incumplir sus compromisos artísticos. Tuvo que someterse a varias rehabilitaciones.[cita requerida]

Luego de seis producciones para el sello Fania y con una propuesta musical en plena evolución, Lavoe junto a Colón lanzó al mercado El juicio (1972). El álbum cosechó éxitos inmediatos tales como: «Piraña» del Tite Curet Alonso, donde Lavoe despliega todo su potencial vocal y estilo lleno de frases populares con doble sentido, que muestran el carácter pendenciero que caracterizó al cantante en varios pasajes de su vida. Otros temas destacados fueron «Soñando despierto» y el bolero «Seguiré sin ti» que Lavoe canta con una forma vocal retardada con un estilo entre apasionado y sentimental. En el número de apertura Ah, Ah/O-No la voz de Héctor es evasiva y traviesa demostrando su juego vocal de palabras y astucia rítmica.10

Lo mato (1973) fue el trabajo culminante de la trayectoria artística de la pareja cuando ambos se encontraban en la plenitud de sus facultades creativas. Willie Colón compone algunas de las mejores canciones de su carrera. Temas como «El día de suerte», «Todo tiene su final» y «Calle luna calle sol», son referencia obligada en el repertorio del cancionero musical salsero, engalanadas por la voz de Héctor llena de alma y poesía, demostrando su impecable fraseo y contagioso sentido del humor. Este álbum cuenta la historia de dos jóvenes artistas que estaban más que preparados para conquistar el mundo musical.11

En 1974 Lavoe participa en el primer disco solista de Willie Colón The good, the bad, the ugly, interpretando tres canciones.

Este último trabajo marcó la separación de la pareja que se materializa en 1974. En un principio Lavoe se sintió traicionado y no comprendió las razones, en una época en que estaban en el cenit de sus carreras. Lavoe dependía mucho de Colón y la retirada de su amigo le causó inseguridades y una sensación de abandono. Sin embargo años más tarde, se dio cuenta que separar sus carreras había resultado un acierto y el sello Fania se benefició de los resultados posteriores ya que sus futuras producciones resultaron muy exitosas. A pesar de esta separación, Lavoe siguió contando con la colaboración de Willie Colón en la producción de varios de sus álbumes como solista.
Etapa como cantante solista

A mediados de los años setenta el sello Fania decidió dar apoyo a sus cantantes de mayor éxito dotándolos de orquestas propias. Para el lanzamiento de Héctor Lavoe se preparó una banda donde a la línea de trombones se agregaron dos trompetas. La sección rítmica era idéntica a la empleada con Willie Colón y en el piano estuvo Mark Dimond, un viejo conocido que los había acompañado en sus primeros álbumes. Los arreglos estuvieron a cargo de José Febles y el propio Colón quien continuaba en los coros junto a Rubén Blades. Con esta agrupación Lavoe inició su carrera como solista, donde lanzando el álbum titulado La Voz (1975), en cuya portada aparece una foto del cantante que es clásica.

Este disco fue un éxito total y sus ventas alcanzaron disco de oro en poco tiempo. Las canciones destacadas fueron: «Rompe, Saragüey», un clásico de los años cincuenta totalmente modernizado, donde Dimond ejecuta un elegante e ingenioso solo de piano de dos minutos y medio; «El todopoderoso», escrita por el venezolano Pedro María Perucho Torcat, y el himno escrito por Johnny Pacheco «Mi gente», que fue un tema insignia en las presentaciones en vivo que Lavoe realizaba con la Fania All Stars. En este álbum Lavoe demuestra su versatilidad como cantante interpretando tres piezas que son todo un clásico del bolero de los años 70: «Tus ojos», «Emborráchame de amor» y «Un amor de la calle», mostrando una elevada sensibilidad y una facilidad innata para interpretar este género musical.12

Al año siguiente Lavoe lanzó su segundo álbum como solista llamado De ti depende (1976), producido por Willie Colón y arreglos de Luis Perico Ortiz, Louie Ramírez y José Febles. En este álbum Lavoe vuelve a apostar por los boleros como parte importante del repertorio, al punto que el álbum toma el nombre de uno de ellos y además Lavoe interpreta el tema «Consejo de oro», un viejo tango modernizado, y «Tanto como ayer». Pero los temas que sobresalen por su carácter salsero son: «Vamos a reír un poco», donde muestra sus habilidades como sonero, y «Hacha y machete», una especie de autohomenaje donde la dupla Lavoe-Colón entona: «De frente vamos a demostrar/que lo nuestro/no fue un golpe de suerte. Somos hacha y machete/y esa es la verdad». Mención especial para el tema de Tite Curet Alonso, «Periódico de ayer», un clásico que se convirtió en un éxito radial en Latinoamérica y la cuenca del Caribe.13

Hubo de pasar dos años para que Héctor Lavoe completara su trilogía luego de su lanzamiento como solista. Los dos álbumes anteriores habían sido éxitos instantáneos y había que apelar a algo importante si se pretendía continuar con la línea ascendente del cantante. Willie Colón contactó con Rubén Blades quien se encontraba trabajando en una composición para él, sin embargo aceptó cederla a Héctor y, «El cantante» se convirtió en el tema que marcó pauta en el tercer disco de Lavoe titulado: Comedia (1978).14

En El cantante se combinan unos arreglos de cuerdas, arpa y piano que colorean decorativamente el lamento de Lavoe semejando al artista que debe aparentar alegría en tanto lo embarga un gran dolor. Lavoe representa en forma magistral ese personaje que describe la vida entre dulce y agria y donde se establece la ironía del artista como figura trágica, excelentemente ilustrada en la caratula del disco donde viste un traje y la apariencia de Charles Chaplin.14

En este álbum también tuvieron gran repercusión los temas: «Bandolera», una equilibrada mezcla entre la experiencia vocal de Lavoe y un arreglo orquestal con solo de piano que personifica la vieja escuela de la salsa, y «Sóngoro cosongo», un son montuno que pinta una danza tribal en la barriada, con letra de un poema del cubano de Nicolás Guillén. Lavoe continúa introduciendo boleros que muestran la profundidad y emocionalidad de su voz, se trata de los temas: «Porque te conocí» y «Comedia».14

En esta época, las presentaciones en vivo de Lavoe no obtuvieron los resultados esperados no solo por sus problemas de drogas que le impedían cumplir con responsabilidad las fechas y horas previstas, sino porque los números bailables que por lo general eran canciones que sobrepasaban los seis minutos, tenían un carácter extenuante. Todo esto causó cierto desgaste y la sobreexposición del artista. Lavoe cayó en un cuadro de profunda depresión y desapareció de sus actuaciones en vivo por un período prolongado, siendo sometido a periodos de rehabilitación.

En 1979 Lavoe edita el álbum: Recordando a Felipe Pirela, compuesto por canciones que hicieron famoso al cantante venezolano. Héctor siempre admiró a este cantante que paradójicamente tuvo un destino trágico al morir en Puerto Rico siendo bastante joven. Para esa época la disquera Fania comenzaba a sufrir los embates de la crisis de la salsa y en lugar de otorgar al cantante temas inéditos, se deslizaron por un camino seguro, haciendo versiones de boleros ya populares.

El disco logró buena aceptación y ventas, sin embargo a nivel artístico constituyó un punto de inflexión en la carrera ascendente del cantante cuyo fuerte siempre fue la improvisación en los “soneos” y su forma de encarar la salsa bailable. Carlos Francetti, Jorge Calandrelli y Luis Cruz, tuvieron a su cargo los arreglos musicales y entre los temas escogidos pueden mencionarse: «Vieja carta», «El retrato de mamá». «Pobre del pobre» y «Sombras nada más». Para quienes no conocieron estos boleros en la voz de Felipe Pirela este disco pudo haber sido un gran descubrimiento.15

A fin de año se edita el tercer disco navideño de Héctor: Feliz Navidad 1979, que por su carácter se graba solo para ser vendido en esas fechas. A pesar de algunas canciones jocosas como: «Joven contra viejo» (grabada con Daniel Santos), «Montserrat», «Una pena en Navidad» y «Dame un chance», el disco ?cuya portada fue catalogada de ridícula por All Music? no tuvo mayor trascendencia.16

Héctor Lavoe regresa a la salsa bailable con su sexto álbum de estudio como solista, El sabio (1980), con canciones que sin ser éxitos rotundos tuvieron cierta popularidad entre ellas: «El sabio», «Noche de farra» y el bolero «Plazos traicioneros», que había sido grabado por Celia Cruz y Willie Colón en 1977.

Además participó en los álbumes grabados por la Fania All Stars Commitment (1980), con el tema «Ublabadú», que resultó un éxito instantáneo en las emisoras latinas de radio, y el tema «Semilla del amor», del álbum Latin Connection (1981), cuyo arreglo sinfónico estuvo a cargo del colombiano Francisco Zumaque.

En su séptimo álbum como solista, Qué sentimiento (1981), Willie Colón se separa de la producción del disco, y es el propio cantante quien se encarga de ello. José Febles y Louie Ramírez actuaron como co directores musicales.17

El repertorio escogido, los arreglos y hasta la caratula del álbum marcan el regreso del cantante a los niveles artísticos de sus tres primeros trabajos como solista. Los temas: «Soy vagabundo», «No hay quien te aguante» y «Amor soñado», parecieron haber estado hechos a la medida del artista. La Asociación de Cronistas del Espectáculo (ACE) de Nueva York entrega a Lavoe un reconocimiento a la excelencia por este disco.18

Para 1983, cuando se lanza Vigilante, la carrera de Lavoe estaba en un punto incierto debido a su comportamiento errático y su desesperante relación con las drogas. Fania decide darle un empuje al juntarlo nuevamente con Willie Colón quien canta en solitario uno de los cuatro temas del disco y deliberadamente toma un rol secundario, dejando que sea su venerado compadre el que brille. La música del álbum, aderezada por una portada que muestra una pistola humeante con tres casquillos de bala, apela a la nostalgia del dúo, que encabezó la Explosión Salsera del primer lustro de los 70, pero con un sonido más actualizado.19

El álbum arranca con el éxito «Triste y vacía», con Héctor en plenitud de formas y un coro ampliado narrando la historia de una mujer marcada por la traición y la mala suerte. «Juanito Alimaña», de Tite Curet Alonso, fue el sencillo promocionar que rápidamente escaló los primeros lugares en la radiodifusión. Este tema se convirtió en una especie de himno que retrata la vida de un matón de barrio que tiene impunidad, por sus relaciones con la policía y por eso los vecinos no pueden delatarlo cuando comete sus fechorías. Otro de los temas considerablemente largos es: «Pasé la noche fumando» donde Lavoe y Colón conjugan sus voces en una especie de lamento que personifica un hombre que pasa la noche en un bar bebiendo y fumando para tratar de olvidar la pérdida del amor de su vida.

El álbum Vigilante tiene su propia aura y brillo particular. Si bien no funcionó como la banda sonora que estaba destinada a ser, el álbum cumplió su misión de poner a Héctor Lavoe de vuelta en carrera con dos poderosos éxitos.19

En 1984, Johnny Pacheco compuso para Lavoe la canción «El rey de la puntualidad», que se incluyó en el álbum Lo que pide la gente (de Fania All Stars). Era una descripción cómica de la incapacidad de Héctor por llegar a tiempo a sus presentaciones.18

Grabado en 1985 en medio de la debacle de Fania Records Jerry Masucci produce uno de los álbumes menos interesantes de la discografía de Héctor Lavoe: Reventó. Lavoe no estaba contento con su carrera y su inestabilidad emocional encendió un comportamiento impredecible. A pesar de que el disco se intentó promocionar por diversos medios ninguna canción estuvo a la altura de sus grandes éxitos anteriores y pasó desapercibido a pesar de un solo de piano de Richie Ray en el tema «Cáncer» y del tema «Fama», escrito por Lavoe, que relata la triste crónica de una fatalidad anunciada y gestada pocos años después: «No tengo amigos/y si un amor fácil lo consigo/así de fácil lo he de perder/Mi madre dijo: no creas ser un gran tenorio/pararás en un sanatorio y allí la fama habrás de perder».20

A fines de 1986 Héctor regresó a las ondas radiales pegando fuerte con la composición «Plato de segunda mesa», de Tite Curet Alonso, incluida en su disco Strikes back (1987), producido por Willie Colón. Strikes back, coincide con la debacle de la salsa tradicional pero fue reconocido con una nominación al Grammy. Con el lanzamiento de Strikes back, distribuido durante el periodo de mayor efervescencia de la «salsa cosmética», Lavoe siguió fiel a la tradición de la rítmica y la narrativa salsera.

En aquellos días Eddie Santiago y Frankie Ruiz se coronaban como los nuevos reyes de la salsa sensual y erótica con sus éxitos Tú Me Quemas y Desnúdate Mujer.

De toda la discografía de Héctor Lavoe, Strikes back no es su mejor grabación; pero en cada interpretación entregó su alma.21

Ese mismo año participa en el álbum de Fania All Stars Viva la charanga (1986) con el tema «Isla del encanto».18

En 1993 Fania publica un álbum llamado Héctor Lavoe & Van Lester. The master and the protegee.

"Esta grabación al principio fue producida por Willie Colón y yo, en marzo de 1986. En aquel tiempo se grabaron 16 canciones, de las cuales 8 fueron presentadas en el álbum “Héctor Lavoe Strikes back” (1987). Lamentablemente, la salud de Héctor le fallaba muy a menudo y le impedía asistir a las sesiones de grabación, y tal como resultó, él nunca pudo completar este álbum. Ya que éste era el último trabajo en el cual Héctor, Willie y yo colaboramos juntos, estuve muy decepcionado de no haberlo completado. Sin embargo, un día para mi asombro, oí una canción en la radio que sonaba exactamente como Héctor, pero yo estaba bastante seguro que nosotros en Fania nunca habíamos grabado tal canción. Después de un poco de investigación, averigüé que el cantante que yo había oído no era otro que Van Lester. 

Inmediatamente llamé a Ralph Mercado y convinimos que Van Lester completaría la voz que faltaba. Yo espero que ustedes estén tan contentos como yo, con el trabajo de Lester completando el final de esta grabación, y que lamentablemente fue la última para Héctor Lavoe. Me gustaría agregar que fue una maravillosa experiencia trabajar con Javier Vázquez, quien supervisó la grabación de la voz de Lester y completó esta grabación.

Jerry Masucci contribuyó en la contraportada del álbum Héctor Lavoe & Van Lester".  agregó Willie Colón al respecto.

Algo Ironico Que He Notado Es Que Con Gran Voz y Carisma Junto A Willie Colon, Gran Cantidad De Discos Y Reediciones, El Disco Mas Vendido Fuera Siembra, Esas Son Cosas De La Vida




viernes, 26 de septiembre de 2014

LP RECOMENDADO: WILLIE COLÓN & HÉCTOR LAVOE – VIGILANTE



LP RECOMENDADO:
WILLIE COLÓN & HÉCTOR LAVOE – VIGILANTE

(1983) (FANIA – JM - 610)




Imagen

Imagen


Tracklist:

01 Triste Y Vacia
02 Vigilante
03 Juanito Alimaña
04 Pase La Noche Fumando


Personnel:

Héctor Lavoe (Vocales)
Gabriel Arnon (Coros)
Doris Eugenio (Coros)
Graciela Carriqui (Coros)
Willie Colón (Vocales & Coros)
Milton Cardona (Coros & Congas)
Leopoldo Pineda (trombón)
Lewis Kahn (Trombón)
Johnny Almendra (Timbales)
Jimmy Delgado (Bongós)
Joe “Profesor” Torres (Piano)
Salvador Cuevas (Bajo)
Jorge Maldonado (Maracas & Guiro)
Morris Goldberg (Saxo Soprano)
George Wodenius (Guitarra)
Yomo Toro (Cuatro)
Harold Kohon (Strings)

miércoles, 26 de junio de 2013

Héctor Lavoe: seis años de esplendor con Willie Colón


Héctor Lavoe: seis años de esplendor con Willie Colón


  

En principio a Héctor no le sedujo la idea de grabar con Willie Colón. Más que pertenecer a la New Yorkers –con la que había publicado su primera canción- lo que él quería en el fondo era trabajar bajo la dirección artística de Johnny Pacheco.

El maestro dominicano, conocido en el ambiente musical de estos momenots como ‘El zorro plateado’, evocó en el lobby del hotel El Prado de Barranquilla, en febrero de 2009, aquel candente episodio que hoy es recordado como una jocosa anécdota.

“Héctor era tan franco y jodón que no tuvo miramiento en decirle a Willie, en la cara, que su banda era ‘flojonga’. Para Willie ese fue un duro golpe a su orgullo. El batatazo fue doble porque, además de que se había resentido su ego, necesitaba los servicios de ese muchacho para empezar su ciclo en un sello de prestigio como Fania Records. Yo tuve que terciar hablándole fuerte a Héctor: ¡Coño, o es con Willie o no hay grabación”.

El resto de la historia es conocida por todos: se limaron las asperezas y Willie Colón y Héctor Lavoe conformaron una de las sociedades más célebres de lo que hoy se conoce como salsa.
A finales de 1966 empezaron la grabación de su primer disco de larga duración, el cual saldría a la luz en 1967 con el título El malo.

En esa primera producción Willie Colón y Joe Santiago ejecutaron los trombones; Nicky Marrero se fajó en los timbales; Mario Galagarza hizo lo propio en la conga; Pablo Rosario ejecutó el bongó; Dwight Brewster, el piano; Eddie ‘Guagua’ Rivera y James Taylor, el bajo; Yayo El Indio y Elliot Romero participaron en los coros, y Héctor Lavoe fue el líder vocalista.

Época fructuosa

La segunda producción de Héctor Lavoe y Willie Colón salió al mercado en 1968. Se tituló The hustler y, al igual que El malo, no logró convencer al público. El 30 de septiembre de ese año nació su primogénito, José Alberto, fruto de su unión fugaz con la neoyorquina Carmen Castro, hija de puertorriqueños.

Casi que en forma simultánea al nacimiento de su hijo, Héctor inició un tórrido romance con Nilda Román, ‘Puchi’, la que habría de ser su gran y tormentoso amor, y con la que contraería matrimonio en 1969. En ese año apareció Lavoe por primera vez en la portada de un disco y su nombre salió en grande, aunque más pequeño que el de Willie Colón. El elepé se tituló Guisando.

Cinco días antes de que José Alberto cumpliera su primer año, ‘Puchi’ le dio a Héctor el segundo hijo: Héctor Jr.

El despegue

A partir de 1970 despegó en firme en América Latina la carrera de Héctor Lavoe y Willie Colón con la publicación del disco Cosa nuestra, que incluyó los éxitos No me llores más, Te conozco, Juana Peña, Ausencia y el gran suceso de todos los tiempos: Che che colé. Vendrían los conciertos todos los fines de semanas, los viajes por todo el continente, el licor, las mujeres, las drogas, los incumplimientos, la perdición.
El público elevó a Willie Colón y Héctor Lavoe a la condición de ídolos.

Nueve discos de larga duración, de los cuales dos fueron dedicados a la época navideña -con la intervención destacada de Yomo Toro y Roberto García, con la ejecución del cuatro- constituyeron la cosecha de Héctor y Willie.

A finales de 1973, obligado por la vida disipada de Héctor, Willie decidió separarse de él para iniciar por separado su carrera. Comenzaba así un nuevo capítulo en la historia de la salsa.

Por Fausto Pérez Villarreal

tomado del Heraldo


No olvides hacer tu aporte voluntario para ayudas y mantenimiento del sitio

Saludo Yuri Buenaventura

Saludo José Aguirre

Agreganos somos @lasalsoteka