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martes, 21 de febrero de 2017

PETE VICENTINI: EL PIANO MAN DE CURRAMBA



PETE VICENTINI: EL PIANO MAN DE CURRAMBA

Por John Jairo Usme





Continuando con el rescate de las viejas glorias de la salsa y música tropical colombiana, comparto con ustedes mi artículo "Pete Vicentini: el Piano Man de Curramba". Espero sea de su agrado.


Popular en Barranquilla, la costa Atlántica y en el gremio de melómanos y coleccionistas de salsa colombiana, pero prácticamente desconocido en el resto del territorio nacional por el mayoritario público de las nuevas generaciones que ha desplazado la música tropical y la salsa por el reguetón, la bachata y ritmos anglo, Pete Vicentini es el típico artista que aunque no dejó una numerosa producción ha sabido dejar una huella indeleble en el desarrollo del movimiento salsoso criollo que vale la pena rescatar, si no del anonimato, por lo menos del olvido.

Pete Vicentini no tuvo el éxito arrollador de Fruko, Joe Arroyo o el Grupo Niche - comercialmente hablando - pero ganó con sobrados méritos respeto y admiración por su larga trayectoria, profesionalismo y calidad artística como director musical, compositor, pianista y arreglista.

Pedro Luis Vicentini del Valle nació en Barranquilla un 31 de marzo de 1946, hijo del inmigrante ecuatoriano Pedro Isaías Vicentini Zambrano y de la barranquillera Josefa Matilda del Valle. 

Su abuelo paterno era italiano y de ahí proviene su apellido. Se dedicó a la música desde que estaba terminando el bachillerato. Tocaba la corneta en la banda de guerra y hacía parte del grupo coral del colegio.

A los nueve años tuvo su primer acercamiento con la música porque un vecino suyo tocaba el acordeón y los niños se reunían a tocar, él los acompañaba con unos palitos tipo clave pero aun no tenía ningún concepto ni formación musical.

Sus primeros gustos por la música tropical se enfocaron en Pacho Galán, Pompilio Rodríguez y Pérez Prado que por aquel entonces estaban en furor.

Más adelante, a sus 13 años, empezó a tocar la caja vallenata en una agrupación un poco más formada que interpretaba música de los Corraleros de Majagual, Aníbal Velásquez y Alfredo Gutiérrez, lo cual se le facilitó por su habilidad para ejecutar instrumentos de percusión. Haciendo parte de esta agrupación, de nombre Los rítmicos de la Costa, aprendió a tocar el acordeón hasta que desplazó al acordeonista oficial y se hizo cargo de la dirección musical de la pequeña banda.

Ingresó a estudiar arquitectura en la Universidad del Atlántico donde llegó a ser presidente del grupo Coral gracias a sus conocimientos musicales adquiridos empíricamente. Empezó a comprar música de Eddie Palmieri, El Conde Rodríguez, Richie Ray y el Gran Combo y se dio cuenta que lo suyo era más la salsa que la música tropical colombiana. Con el tiempo la pequeña agrupación se fue convirtiendo en Los Supersónicos, orquesta compuesta por piano, dos saxofones, dos violines, batería, bajo, tumbadora y la voz de Pete Vicentini, cuyo principal repertorio eran los éxitos de Los Blanco de Venezuela. A finales de 1967 ingresaron a trabajar al Club Barranquilla donde les exigieron que eliminaran los violines e incorporaran una trompeta y la banda pasó a llamarse Los Harmónikos.

En 1969 realizó sus primeras grabaciones con el sello Sonofiesta cuando fue convocado a grabar seis LP con Chico Cervantes: cinco de música corralera y uno con La Sonora Caliente. En uno de los trabajos tocó el bajo en el tema Nostalgia campesina.



En 1971 participó con Los Harmónikos en el festival de orquestas y al término de su presentación lo buscó Javier García, promotor de Codiscos, y le propuso que grabara un par de números de muestra a ver qué posibilidades había de producir un disco. Curro Fuentes le colaboró para hacer la grabación de los dos temas en los estudios de Sonolux: Caracolito del Rio y La hamaca grande, en la voz de Jackie Carazo, quien por aquel entonces oficiaba como cantante del Súpercombo los Platinos. Al otro día de haber recibido las grabaciones en Medellín, la casa disquera le envió los pasajes al maestro Vicentini para que viajara a firmar su primer contrato, de exclusividad, por año y medio. Fue el 19 de abril de 1971.
En razón a que en Venezuela existía una orquesta que se llamaba Los Armónikos, las directivas de Codiscos le exigieron cambiar el nombre de la banda. Vicentini pensó en el Afrocombo, combo por la modalidad de la agrupación y afro por la moda que se imponía. A los dos meses estaban grabando en Medellín el primer LP del Afrocombo titulado Pan con salsa. El álbum incluyó puros cortes de salsa a excepción de la cumbia “Barranquilla, sol y cumbia”. Previo al lanzamiento del larga duración, la disquera publicó un sencillo con los temas “El huevo” y “Oye como va”, que fue éxito inmediato. Los músicos de esta producción fueron: Pete Vicentini (director, arreglista y compositor), Jackie Carazo (cantante), Willy Newball (piano), Charlie Rey y Rafael Rey (trompetas), Granville March y Rodrigo Rodríguez (saxos), Ismael Cervantes (batería) y Goyo Castañeda (tumbadora), G. Diez R. y H. Moreno (productores), H. Moreno (dirección artística), E. Aguilar (supervisión musical) y G. Alzate (sonido).

En 1972 grabaron el segundo LP también con Codiscos titulado “¡El Afrocombo llegó! Con su carrito de vapor”, con los mismos músicos de la anterior producción. Fue la primera orquesta barranquillera en ganar un Congo de oro con el tema Bomba pa´ los cueros.

En 1974 firmó con Sonolux y le aprobaron la grabación de un LP con la división Caliente. Así se hizo “El nuevo sonido de El AfroCombo de Pete Vicentini”. Ingresaron Ciro Olascoaga (trompeta), Luis Almario (saxo alto), Manuel Cervantes (trombón) y Charlie Pla (bongó).

En 1975 el Afrocombo entró en una etapa de recesión y Mike Char le propone a Jackie Carazo crear El Clan Antillano. Vicentini participó en el segundo LP titulado El Clan Antillano (1976), el de la carátula roja. Fue cuando se dedicó de lleno a tocar el piano ya que Willy Newball se había ido a Venezuela.

Este mismo año es llamado a participar como pianista y arreglista en la producción del álbum “Con Esthercita Forero Érase una vez en La Arenosa”, disco que narra la historia de Barranquilla a través de sus canciones. Para este trabajo la agrupación la llamó Pete Vicentini y sus Estrellas. El disco tiene su anécdota y es que debió ser grabado dos veces, pues la grabación original, realizada en los estudios Sonofiesta, se dañó en su totalidad y se debió hacer nuevamente, esta vez con Discos Tropical. Cuenta con 16 cortes en los que aparte de Esthercita Forero cantan Alci Acosta, Carlos Rico, Saulo Sánchez, Walter Gutiérrez, Armando Galán, Walfer Gutiérrez, Hernán Hernández y el mismo Vicentini que vocaliza Mi gente.



Debido a diferencias de criterio con Carazo, Vicentini se separa del Clan Antillano. En 1978 graba un nuevo LP con El Afrocombo, con las voces de Freddy Cruz y Adalberto Escobar, titulado Como un cañón.

En 1979 vuelve Jackie Carazo y junto a Hernando Barbosa hacen las voces de la orquesta. Vicentini es invitado a grabar dos temas en el primer álbum que se grabaría en los nuevos estudios Felito Records, en Barranquilla, un compilado tropical titulado “Derritiendo grasa musical”, que incluía temas de Dolcey Gutierrez y otros artistas costeños. Los números, de corte folclórico, fueron El apagón y Recuerdos de cumbia.

En 1981 se graba el LP “El Enjabonao”, con Carazo y Barbosa. Incluyen El Apagón ya que había sido el éxito del compilado del 79.

A finales de ese mismo año la orquesta entre en crisis debido al retiro de varios de sus integrantes incluyendo sus líderes vocales. Vicentini convoca músicos jóvenes y la nueva voz es Charlie Gómez (quien se convertiría en figura con el Grupo Raíces) hasta 1984.

A pesar de las dificultades por las que atravesaba la agrupación grabaron dos canciones de Juan Carlos Rueda (a quien la Ponceña le grabó unos temas de quien decía Vicentini era el hombre orquesta porque oficiaba de manager, compositor, bailarín coreógrafo y corista) titulados La vecina rumbera y Aguanta ahí, en los estudios Unisón, producción del mismo Vicentini. Esa cinta fue vendida a Discos Fuentes y los temas se publicaron en un súpersencillo en 45 RPM. La orquesta se llamaba El Afrocombo espectacular.

En 1985 le ofrecieron un contrato para trabajar de planta en el Club Barranquilla pero lo condicionaron a incorporar más instrumentos musicales a la banda (tres saxos, dos trompetas y un trombón) y cambiarle el nombre. Entonces se llamó La Orquesta ABC, con la que trabajó dos años.

En 1987 se separa de una agrupación que habían conformado con Joseíto Martínez, Chelito de Castro y Hugo Molinares y organiza el Grupo Guanabacoa. Sus cantantes fueron Hugo Alfonso Molinares, Freddy Córdoba y Will Pertuz. En 1989 se graba y produce el álbum Pete Vicentini y su Grupo Guanabacoa, publicado en 1990 bajo el sello Felito Records. Los músicos fueron: Pete Vicentini (teclados), Armando Galán (trompeta), Elvis Mendoza (trombón), Eliseo García (Saxo alto, tenor, soprano y clarinete), Kike de la Hoz (bajo), Carlos García (timbales), Alex Lalinde (congas), Walter Gómez, Alfonso Jiménez, Fabián Picón, Hugo Alfonso y Pete Vicentini (percusión), Freddy Córdoba (guitarra).

Posteriormente disolvió la banda y trabajó con Nelson Henríquez haciendo giras por todo el país durante algunos años. Después rearmó El Afrocombo incorporando trombones para interpretar los números de aquellas grandes orquestas que se caracterizaron por el sonido agresivo de este instrumento de viento, tipo Willie Colón y Mon Rivera.

En el 2009, bajo su producción, lanzó dos canciones del Afrocombo para la temporada carnavalera: La candelita y La calle del carnaval. Lleva varios años con el proyecto de producir dos CD con su orquesta, uno con números nuevos y otro con mosaicos de sus éxitos.

Durante los últimos años ha continuado activo en el mundo de la música como propietario de la empresa de grabación y producción Produmúsica.


DISCOGRAFÍA

El Afrocombo – Pan con Salsa 
(Codiscos-Famoso, LDF-1014, 1971).

1.A El huevo (Félix Martínez)
2.A Barranquilla, sol y cumbia (Pedro Vicentini)
3.A Mira muñeco (Jackie Carazo)
4.A Oye como va (Tito Puente)
5.A A la fiesta del mar (Pedro Vicentini)
1.B Bomba pa’ los cueros (Jackie Carazo)
2.B La bailadora (Pedro Vicentini)
3.B Tus lindos ojos (Granville March)
4.B Pan con salsa (Pedro Vicentini)


¡El Afrocombo llegó! Con su carrito de vapor 
(Codiscos-Famoso, ELDF-1057, 1972)

1.A Compae’ póngase en algo (pedro Flores)
2.A Bomba E’ (Pedro Vicentini)
3.A Con la vela prendía (Pedro Vicentini)
4.A El Afrocombo llegó (Bobby Valentín)
5.A Por primera vez (Pedro Vicentini)
1.B El carrito de vapor (Jackie Carazo)
2.B Montuno a Babalú (Pedro Vicentini)
3.B Guayaba (Tito Puente)
4.B Rabo y oreja (Pedro Vicentini)
5.B Dale yaré (Jackie Carazo)
6.B Sancocho e’ gallo (Granville March)



El nuevo sonido de El Afrocombo de Pete Vicentini, 
con la voz de Jacky Carazo 
(Sonolux-Caliente, LCS-153-101, 1974).

1.A La noche y tus ojos (Pedro Vicentini)
2.A Cumbia pa’ Colombia (Pedro Vicentini)
3.A Lluvia o sol (D.R.A.)
4.A Amores van (Joaquín Hong)
5.A Guaguancó pa’ ti (Pedro Vicentini)
1.B Ingrato abandono (Miguel Char)
2.B Qué barbaridad (Jacky Carazo)
3.B Laly (Pedro Vicentini)
4.B Bajo na’ ma (Pedro Vicentini)
5.B Criticando (Jacky Carazo)


El Clan Antillano 
(Codiscos-Costeño, EZ 20619, 1976).

1.A La del pelo rubio (Luis Villanueva)
2.A Mi condena (Álvaro Velásquez)
3.A La bamba (Tradicional)
4.A El divorcio (Arsenio Rodríguez)
5.A El parrandero (D.R.A.)
6.A Antonio Ricaurte (D.R.A.)
1.B Rocky Valdés (Jacky Carazo)
2.B El guapo está muerto (Gildardo Montoya)
3.B Pa’ Barranquilla yo vuelvo (D.R.A.)
4.B La cotorra (Julián Pérez)
5.B La feria chiricana (Pedro Vicentini)


El Afrocombo de Pete Vicentini – Como un cañón 
(Felito Records, 1978).

1.A Como un cañón (Pedro Vicentini)
2.A Mosaico panameño (D.R.A.)
3.A Desvelo de amor (Rafael Hernández)
4.A La chupa (Pedro Vicentini)
5.A Verano en el 42 (D.R.A.)
1.B Póngalo picotero (Orlando Acosta)
2.B Bonito es el amor (Mike Char)
3.B Suena mi banda (Pedro Vicentini)
4.B Como sabes querer (Pedro Vicentini)
5.B Godfather (D.R.A.)

Derritiendo Grasa Musical 
(Felito-Urramba, LP 4000, 1979).

2.A El apagón (Pedro Vicentini)
4.B Recuerdo de cumbia (Jacky Carazo)


El Afrocombo de Pete Vicentini. 
Cantan: Jacky Carazo – Hernando Barbosa 

(FM-Urramba, LP 2093, 1981).
1.A El enjabonao (Pedro Vicentini)
2.A El chapeto (Pedro Vicentini)
3.A No llores niña (Jacky Carazo)
4.A La pelotera (Pedro Vicentini)
5.A Cuando crezca la noche (Henry Montero)
1.B Soy el que soy (Ramón Rodríguez)
2.B El apagón (Pedro Vicentini)
3.B La salsa y la raspa (Pedro Vicentini)
4.B Todo en cuero (Roque Saballeth)
5.B Potpurrí sabanero (D.R.A.)

Pete Vicentini y su Grupo Guanabacoa 
(Felito Records, LP-0144, 1990).

1.A El rocumbengue (Pedro Vicentini)
2.A Quien se coma un camarón (Pedro Vicentini)
3.A Si tú supieras (Pedro Vicentini)
4.A Te enamoraré (Pedro Vicentini)
5.A Mi nuevo rumbón (Pedro Vicentini)
1.B Soy salsero (Pedro Vicentini)
2.B Ataca campeón (Pedro Vicentini)
3.B Ha llegado pueblo (Pedro Vicentini)
4.B Tus labios (Pedro Vicentini)
5.B Cariño de verdad (G. M. Montreal)


Con Esthercita Forero érase una vez en Barranquilla 
(Felito Records, 1998).
10. Mi gente


Fuentes:
Entrevista con Pete Vicentini hecha por Evelyn Raetz - Herencia Latinahttp://www.herencialatina.com/Pete_Vicen…/Pete_Vicentini.htm
Entrevista con Pete Vicentini hecha por Néstor Emiro Gómez Ramos - Pete Vicentini, entre los auténticos pioneros de la Salsa en Colombia. (https://www.youtube.com/watch?v=Z792DCHNWTU)





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lunes, 8 de febrero de 2016

Top de los mejores pianistas de la salsa


Los mejores pianistas de la SALSA 





A lo largo del tiempo que llevamos, siempre salen dudas, preguntas, inconsistencias, entorno a los artistas, a su vida, a su manejo, a su discografía y a sus fotos, como cualquier medio serio seria arriesgado y aventurado decir "que nos las sabemos todas", esta entrada es solo la unión de 3 excelentes conceptos, sobre los mejores interpretes de su majestad el Piano, que esperamos la verdad disfruten, valoren y también nutran.

Esta entrada nació hace unos días ante la incógnita de un lector de la revista que nos preguntó sobre cual era el mejor pianista, yo bote en respuesta lo primero que se me vino a la cabeza en el momento que fueron: José Lugo del Guasabara, Eddie Palmieri por supuesto de mis mas grandes influencias, Marcolino Dimond  por la fiereza y creatividad de su toque y la cercanía con Willie Colón y Héctor Lavoe en sus primeros pasos y por mi Colombia a Eddy Martínez quien es, a parte de un estupendo pianista un excelente ser humano y a don Joe Madrid.

Nuestros 3 invitados de hoy son historiadores, documentalistas y enamorados por la salsa, hacen falta quizás muchos, los criterios son siempre diferentes y como dicen aquí abajo "es injusto dejar por fuera tantos miles de talentos que nos acompañan con su danza sobre las blancas y las negras", pero finalmente es lo que hay y son conceptos muy validos.




Los 5 mejores pianistas de la SALSA  
Por Evelyn Raetz - Meloo Music

(Documentalista e Historiador musical)

Bueno ya todos saben que tengo alergia contra eso de los listados "Mejor...", por que hace falta tanta gente buena por nombrar que es injusto descabezar.

Para mi sería así el Señor Ricardo Ray, Charlie Palmieri, Papo Lucca, Larry Harlow y - por supuesto - nuestro gran amigo Alfredito Linares.



Richie Ray, es el mago que logra sincronizar la salsa, la clave sonora y característica de esta con la música clásica, sus adaptaciones y arreglos, hacen que nunca pase desapercibido en el ámbito musical y sea un referente en cualquier parte del mundo.



Charlie Palmieri, durante años tocó y compartió escenario con los mejores, viene de una época antes de la salsa, es de los precursores y mayores influyentes en los demás.



Papo Lucca, tiene todo un concepto musical y maneja una de las escuelas salseras mas estables como lo es la Sonora Ponceña, su fundamentación lo ha llevado a trabajar en la Fania, a ser pianista de importantes personalidades, pero su mayor logro es mantener la Ponceña, bajos los preceptos y directrices que su padre don Quike le han inspirado.



Harlow demostró con su trabajo durante años como director musical de la Fania, de la Fania All Stars, de la orquesta Harlow y en la producción de muchos mas artistas, que su conocimiento es muy valioso, su trabajo es interesante y es representativo para la salsa, manejó fusiones y le dio el mayor estímulo jazistico´a la música sin que sonara como esta, sus arreglos muy diferentes, le gusta siempre variar.




Alfredito Linares, a gusto mio Alfredo muestra una madurez musical no solo con piezas como mambo rock, sino otras muy interesantes actuaciones y destacadas colaboraciones, lamentablemente no se le ahonda en el crédito, pero si se revisa su obra es muy interesante, es muy rica sonoramente y entremezclan las vertientes sonoras latinoámericanas con la salsa.

1. Ricardo Ray, 
2. Charlie Palmieri, 
3. Papo Lucca, 
4. Larry Harlow 
5. Alfredito Linares.

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Los 5 mejores pianistas de la SALSA  
Por John Jairo Usme
(Investigados, Sicologo  y Coleccionista)

Atendiendo la invitación de mi amigo Nicolás Barbosa respecto a citar los cinco grandes pianistas de la salsa, primero debo anotar lo siguiente: mis apreciaciones para establecer el ranking son meramente subjetivas, solo atienden un gusto personal.

No soy músico ni tengo conocimientos musicales por tanto no expondré argumentos técnicos que sustenten mi juicio, simplemente la pasión de melómano y el papel histórico que los artistas han representado en el desarrollo y evolución de la salsa.

De tal suerte que el listado que presento no debe ser materia de debate porque como lo dije anteriormente, es mi percepción, algo muy personal que no me interesa discutir con nadie ya que en este tipo de ejercicios suelen aparecer los que pegan el grito en el cielo preguntando “¿y por qué no está tal?” o “¿y por qué está primero este y no aquel?” y cosas por el estilo.



En el quinto puesto ubico al cartagenero José Fernando Madrid Merlano, Joe Madrid. Imposible dejarlo por fuera del listado ya que Madrid no solo fue un extraordinario músico sino que además se codeó con los bravos en una época donde solo sobrevivían los mejores. Chico Orefiche, Mongo Santamaría, Andy Harlow, Ángel Canales, Ray Barretto y Néstor Torres fueron algunas de las figuras con las que el colombiano trabajó como intérprete, compositor y/o arreglista. En Colombia se erigió como uno de los abanderados del incipiente movimiento jazzístico que se abría camino a pasos gigantescos. En los álbumes Cumbia Colombia Vol. 1 y 2, de Chucho Fernández, siendo apenas un jovencito, sorprendió a propios y extraños con unos atrevidos arreglos vanguardistas en una época fuertemente marcada por el tradicionalismo en la música tropical.



El cuarto lugar es para el neoyorquino Richard Maldonado Morales, Richie Ray. Adicionalmente a su extraordinaria calidad interpretativa, ha sido quizás el más exitoso e influyente pianista del mundo de la salsa. Es una leyenda viva y ha sido motivo de inspiración para muchos de los nuevos tecladistas del momento.



En el tercer puesto tengo al boricua Noro Osvaldo Sanabria Morales, Noro Morales. Su nombre no es tan popular como un Richie Ray, un Palmieri o un Papo Lucca, pero su virtuosismo lo inmortalizó como uno de los más grandes pianistas en la historia del ritmo caribeño. Estuvo en escena durante los años 40 y 50 cuando las big band mandaban la parada en la gran manzana, al lado de figuras como Tito Puente, José Fajardo y Machito. Números como Noros jump, Walter Winchell Rumba y Stromboli dan cuenta de un talento desaparecido prematuramente.



El segundo puesto se lo doy a Carlos Manuel Palmieri Villanueva “Charlie”Palmieri, para muchos el más grande de los pianistas de la salsa. Es un artista que no necesita presentación. Soberbio intérprete y arreglista formado desde los siete años en la Juillard School de Nueva York. Basta con escuchar cualquiera de sus solos para entender que fue un verdadero genio.



El primer lugar lo reservo para Enrique Arsenio Lucca Quiñones, Papo Lucca. Formado en conservatorio desde los seis años, además del piano, estudio clarinete, saxofón y teoría musical. A los catorce años era el pianista oficial de la Sonora Ponceña y despuntaba una carrera artística exitosa que ya todos conocemos. Ha sido uno de los tecladistas de la Fania All Stars, empezó a grabar números con marcado estilo jazzístico en la más sureña para dar rienda suelta a sus maravillosos solos, marcando un estilo único, inconfundible, inimitable.

1. Enrique Arsenio Lucca Quiñones, Papo Lucca.
2. Carlos Manuel Palmieri Villanueva “Charlie”Palmieri,
3.  Noro Osvaldo Sanabria Morales, Noro Morales.
4. Richard Maldonado Morales, Richie Ray
5.  José Fernando Madrid Merlano, Joe Madrid

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Los 5 mejores pianistas de la SALSA 
por Diego Andrés Aranda 

(Documentalista e Historiador musical)



Si nos referimos estrictamente a Salsa tengo 5 y màs... pero si nos referimos a toda la historia musical del Caribe la selección mía cambia ostensiblemente.
En el caso de las raíces musicales desde lo cubano que antecedió al boom salsoso, indudablemente me inclino por genios de la talla de : 
1) Pedro Nolasco Jùstiz Rodrìguez, "Peruchìn ", 2) Noro Osvaldo Morales Sanabria, 3) Lilì Martìnez Griñàn 4) Felo Bergaza 5) Guillermo Rubalcaba 6) Bebo Valdès 7) Frank Emilio Flynn 8) Alfredo Rodrìguez 9) Rubèn Gonzàlez 10) Chucho Valdès
En el caso post-boom salsoso, mis preferidos son:
1) Eddie Palmieri

2) Markolino Dimond

3) Jorge Millet

5) Charlie Palmieri

4) Richie Ray




Eduardo Palmieri, porque ha atravesado diferentes épocas desde cuando se emulaba la conformación de conjuntos cubanos. Además, un adelantado de todos los tiempos. Un hombre extremadamente sensible y amalgamado con su arte musical, consumado pianista, a tal punto de retirarse en momentos en que su música iba a ser convertida en mercancía en ese ominoso episodio con Coco Récords. Un traductor interinstrumental, pues ha llevado patrones percusivos al teclado. Sus introducciones que para muchos resultan extensas en realidad son mensajes elaborados en armonía con su acendrada conexión espiritual con el ancestro africano. Un respetuoso de la Madre Rumba, cuyo complejo ha asimilado perfectamente bien en todas sus variantes y ha trasladado los códigos de la Regla de Ocha a su música. Un hombre que ha convertido en rumberos afrocubanos a genios como Bach, Duke Ellington, Erroll Garner (aunque este jazzista de Pittsburg tuvo sus coqueteos con lo latino), Thelonius Monk y otros más. Ha llevado lo clásico a lo afrocubano en muchas ocasiones.
Ha hecho trabajos que resultan siendo series de un mismo mensaje. Un hombre de grandes sentimientos hacia sus colaboradores que cuando hacen sus intervenciones reciben demostraciones sinceras de afecto. Un compositor que ha obsequiado piezas monumentales a miembros de su familia. Un rebelde musical. Un loco, según algunos. Un pianista de Salsa sui géneris.

Mark Alexander Dimond, porque màs allà de sus tormentas personales fue un verdadero genio que dio esa fabulosa obscuridad a su toque, como los grandes suelen hacerlo. Es notable su participaciòn en los discos con Willie Colòn o con la Flamboyàn. Fue el único que superó a Eddie Palmieri durante una presentación con el Conjunto Libre en opinión de Manny Oquendo, algo creíble si se tiene en cuenta que éste los conocía a fondo. Su fuerza en el montuno, su influencia notable de parte de Peruchín Jústiz o Mc Coy Tyner, sus excepcionales arreglos, hacen de este genio uno de los màs grandes.

Jorge Millet es de esos casos de pianistas poco reconocidos por su trabajo pese a su grandeza. Un gregario de primera que además fue cantante en su primera etapa artística.
De sus mejores solos recuerdo el de Vasos en Colores con Marvin Santiago o Tambores Pa´ Yemaya con Raúl Marrero o su fastuosa participación con la Puerto Rico All Stars en el Tributo al Messiah (nadie màs podría estar en ese homenaje a Palmieri) o con Machito en Fireworks. 
También trabajó y aquí el lamentable desconocimiento de su trabajo, pues brillaron más los líderes de banda que sus músicos con Roena, La Conquistadora, Chivirico Dávila, Johnny El Bravo, La Terrífica, Tommy Olivencia, Justo Betancourt, y un innumerable etc.
Tenía esa maga, algo obscura también, algo blues, algo afrocubana que no era muy comùn en muchos de sus colegas.

Ricardo Maldonado, por ser un estudioso a ultranza de todo lo concerniente a música clásica. Chopin, Tschaikovski, Bach fueron alcanzados por su genio y trasladó sus artes a nuestra cultura. Fue un gran innovador en ese sentido. Además, un jazzista poco reconocido, pues tiene en su compendio obras instrumentales que abordan el Jazz de una manera limpia. Un pianista que supo adaptarse a las necesidades de cada tiempo que vivió y te podía hacer una pachanga o un boogaloo. Una descarga, un bolero o un tema navideño. El episodio de su conversión me parece de los mejor asumidos ya que no abandonó su creatividad y con letras inspiradoras logró llevar su mensaje sin deteriorar el estilo musical propio de él. Se pueden encontrar en su obra arreglos colosales que estremecen el alma.


Carlos Palmieri ha sido un ícono de nuestra pianística latina. El juicioso estudio clásico, la escuela cubana y el entorno neoyorkino fueron el crisol de su obra. Sus solos, limpios, llenos, difieren de los silencios que su hermano menor impuso en su estilo. Charlie era màs apegado a lo clásico, al toque respetuoso de las raíces. Aunque prefiero a Eddie, no puedo ignorar la grandeza del piano de Charlie.

jueves, 21 de enero de 2016

La Salsa Vive!



La Salsa Vive!

Por John Jairo Usme





Foto de Javier Egas
Eddie Palmieri en Bogotá 2012 - derechos reservados y autorización de uso

Suena algo común, pero debo decirlo así: ¡la salsa vive!

El éxito de las últimas ediciones de Salsa al Parque en Bogotá, el lleno total en la Plaza de Bolívar donde la gente disfrutó de grandes artistas como El Gran Combo y Eddie Palmieri, amén de las grandiosas bandas, músicos y cantantes locales, que calentaron el ambiente previo al plato fuerte de la noche, y los maravillosos espectáculos brindados en la Media Torta, los completos carteles de artistas internacionales y la calidad de invitados a tocar en tarima que son nacionales, confirman una realidad que a los amantes del golpe afrocaribeño nos deja felices, tranquilos y complacidos: la salsa sigue más vigente que nunca!.

Estos dos escenarios, colmados de melómanos, aficionados y bailadores, deslumbraron por la alegría, el colorido y el ambiente de carnaval que armaron los fanáticos del espíritu latino, que en forma de guerreros caribeños armados con campanas, güiros, claves y maracas (hasta trombones se ven por ahí), contagian de euforia hasta a los más fríos asistentes a la fiesta.

Colombia sigue siendo potencia mundial por excelencia en el mundo de la salsa, eso es algo que no admite algún tipo de discusión. Bogotá, Cali, Barranquilla, Medellín, Pasto, siguen siendo los grandes fortines de este ritmo, que paradójicamente agoniza en otras latitudes que a través de la historia se han disputado su paternidad, como Puerto Rico (envenenado, saturado por el detestable reguetón) y Nueva York con un sin fin de ritmos como la Babilonia musical.



Algo que no es nuevo si recordamos a esas leyendas que vivieron durante algún tiempo en nuestro territorio como Héctor Lavoe y Tito Gómez, u otros actualmente radicados como Alfredo de la Fe, Nelson y sus Estrellas, Gabino Pampini y The Lebron Brothers.

Y no solo en cuanto a surgimiento de orquestas y artistas de altísimo nivel, y organización de grandes espectáculos que continuamente atraen la mirada de productores y bandas legendarias que encuentran en nuestro país el mercado y la oportunidad perfecta.

A nivel de bailarines y escuelas de danza somos insuperables. Grupos como Swing Latino se han convertido en referentes de un estilo de baile único en el mundo, admirado por la espectacularidad de sus coreografías, frenéticos movimientos de pies y caderas, y acrobacias de naturaleza circense. El ámbito de la melomanía es igual de rico, en el cual contamos con musicólogos, investigadores, escritores, promotores y coleccionistas por mencionar algunos de la talla de Andrés Caicedo (q.e.p.d.), Miguel Granados Arjona “el viejo Mike”, César Pagano, José Arteaga, Jaime Ortiz Alvear, Juan Carlos Garay, Umberto Valverde, Fabio Betancur Álvarez (su libro “Sin clave y bongó no hay son” es exquisito), José Armando “Chepe” García, Luis Ramón “Moncho” Viñas, Fernando España, Jorge Villate, Jaime Rodríguez, por mencionar los más reconocidos.

Definitivamente estamos en algo. La salsa no solo se reinventó y resucitó esa fiebre que se apoderó del escenario latino en los 70 y 80, sino que además parece haber regresado para quedarse definitivamente, gracias al surgimiento de toda una nueva generación de estupendas bandas que evocan los sonidos fuertes y callejeros del boom salsero de la gran manzana.

La predecible y facilista “salsa rosa” ahora parece rezagada por el latin jazz, el boogaloo, el bolero caribeño y el guaguancó del siglo XXI. La esencia de la rumba cubana de antaño, del mambo “titopuentístico”, de la pachanga de los 60, ha reencarnado milagrosamente gracias al talento de osados muchachos que entendieron que la salsa es un patrimonio sociocultural inagotable, y desde luego, un rico mercado al que se puede apostar.

Gracias a ellos dejamos de vivir del pasado, y nombres como Jairo Varela, Diego Galé, Joe Arroyo, Alberto Barros, Julio Ernesto Estrada “Fruko” y Alexis Lozano ahora se entrecruzan en conversaciones que mencionan a Santiago y Sergio Mejía, Daniel Díaz, Yesid Pérez, Andrés Felipe Succar, Pablo Martínez, David Gallego o Jaime Rodríguez. Ya no solo es Niche, Guayacán, Grupo Galé, Fruko y sus Tesos y Joe Arroyo sino también La 33, la Real Charanga, Calambuco, la Conmoción, la Charanga New York, Toño Barrio, Clandeskina, Urbana Salsa Capital… estamos experimentando un nuevo y refrescante boom.  

Así lo entendemos los amantes de la salsa, los bailadores, los románticos del acetato, quienes la disfrutamos como una forma de vida. La salsa está destinada a acompañarnos por siempre porque lo bueno no puede desaparecer, y menos en un país como Colombia donde el sabor del caribe se respira a flor de piel, como dijo Adalberto Santiago - con la voz quebrada por la emoción - con The Fania All Stars en el Coliseo El Campín en el 2009: “mientras haya un colombiano vivo, nunca morirá la salsa”.

Enhorabuena, Colombia es y seguirá siendo salsa.

Tomado de Revista LA SALSOTEKA - 2012

martes, 9 de julio de 2013

FRUKO: EL SECRETO DEL SABOR - Homenaje a Julio Ernesto Estrada


FRUKO: EL SECRETO DEL SABOR
 

En las polvorientas memorias de la historia de la música caribeña nacional existen nombres que se llegaron a convertir en símbolos, sinónimos, fieles reflejos de fenómenos socioculturales. Personajes que gracias a su invaluable legado, juiciosamente construido a lo largo de años de constante y disciplinado trabajo, adquirieron la calidad de referentes de un país hasta en los más recónditos e inimaginables rincones del planeta. Ídolos, artífices aventajados, héroes de barrio cuyo principal poder fue su talento innato y adelantada visión para escribir páginas gloriosas de nuestra historia urbana. Entre estos artistas hay uno en particular cuya sola mención evoca un periodo, un boom, nos conduce a tararear inconscientemente una canción, a reproducir en la mente las imágenes de figuras legendarias, a recordar el logo de una compañía musical que se convirtió en pionera de nuestra industria fonográfica, pero sobre todo, a erigirlo como uno de los máximos exponentes (si no el más grande) de la salsa en Colombia. 


Para la mayoría, el nombre de Julio Ernesto Estrada Rincón no dice mucho. Quizá sea reconocido por expertos, coleccionistas y melómanos, mas no ocurre lo mismo con el radioyente casual, el salsero aficionado y el bailador. En cambio, si decimos Fruko, la cosa cambia, porque entendemos que se trata de una genuina leyenda viva de la música tropical colombiana.

Este texto no pretende otra cosa diferente a recordar hoy, el día de su cumpleaños, esa figura bonachona, tan sencilla como talentosa, a la que tanto le debe el género caribeño criollo. Tratar de brindar, a vuelo de pájaro, una corta semblanza del hombre y del músico, haciendo especial énfasis en su recorrido con Los Tesos, ya que ahondar en toda su vida artística requeriría de un escrito extenso y profundo, obra biográfica que aún no se ha escrito, o por lo menos no conozco.

Más de cinco décadas han transcurrido desde que el hijo de Baudilio Estrada y Alicia Rincón empezó a sentir el llamado de la música, pasión y virtud que heredó de su abuelo cubano Luis Felipe Rincón, quien llegó a Medellín cuando se construía el túnel ferroviario de la Quiebra; desde que sus tíos ponían a sonar los discos que eran éxitos en Radio Ondina; desde que escuchó la música sabrosa que retumbaba en las juergas nocturnas del Cumaná, el rumbeadero frente a su casa en el barrio Naranjal de la capital de la montaña; desde que le compró esa flauta metálica al compositor Crescencio Salcedo y empezó a soplar desafinadas notas de las cumbias y porros de moda en ese entonces; desde que doña Rosa de la Parra, su abuela española, lo recriminaba continuamente porque escuchaba “música para negros”; desde que le negaron el ingreso al colegio por rebelde y buscapleitos; desde que inició labores en Discos Fuentes con sus tíos Mario, Jairo y Jaime Rincón; desde que hizo estudios de solfeo, armonía y dictado en la escuela Virgilio Pineda con los maestros Manuel Cervantes, Juancho Vargas y Julio García. 




El pequeño Julio Ernesto estaba predestinado a triunfar y la fortuna fue benévola con sus sueños. Siendo apenas un niño empezó a trabajar de mandadero en la próspera compañía fonográfica paisa, llevándoles el almuerzo a sus tíos y demás empleados, y después como utilero cargando y acomodando micrófonos, cables, atriles e instrumentos musicales en el estudio. Joselito (como le decían) ya se sentía en su salsa, en el medio que le gustaba, afinando el oído con los instrumentos de percusión, aprendiendo empíricamente los secretos y técnicas de grabación en estudio, y conociendo las grandes figuras del concierto caribeño como Daniel Santos y Miguelito Valdés, entre muchas otras.

Pronto, se ganó la confianza y admiración de don Antonio Fuentes, acaso el pionero genio de la música tropical colombiana, quien reconociendo su inmenso potencial tomó la decisión, inicialmente, de dejarlo grabar a las agrupaciones novatas, y más adelante a sus estrellas incluyendo a los consentidos Corraleros de Majagual, que a la postre terminó convirtiéndose en la banda con la que debutó como músico, en 1965, ejecutando el timbal.

En sus correrías con la banda de Eliseo Herrera, Calixto Ochoa y Alfredo Gutiérrez por Venezuela, sintió la urgente necesidad de empezar a grabar salsa brava en Colombia como la que estaban haciendo los artistas Fania en Nueva York, El Gran Combo en Puerto Rico, Ray Pérez y Tabaco en Venezuela. Si bien en el país algunos artistas habían hecho algunos temas salseros, aun no existía identidad, carecíamos de una agrupación que despuntara, que pegara fuerte, que tomara la batuta como representante de la salsa en el país, que fuera la primera “gran” orquesta de salsa colombiana. Así fue que nació la idea, la genial idea de Fruko.

La anécdota sobre la forma como adoptó el nombre artístico la ha repetido incansablemente en entrevistas, siempre con una amplia y amable sonrisa: “En la época cuando tenía 12 o 13 años, en los Altos del Hotel Nutibara había un anuncio de la fábrica de conservas de Fruco. Una muñequita que prendía y apagaba, y entonces los amigos allá, Lisandro Meza, Mario Londoño, Pedro Nel Isaza, en el estudio, unos músicos, decidieron bautizarme, ponerme el alias, ‘ese se parece a Fruco’ ”.

Su ópera prima con Los Tesos data de 1970, cuando graba “Tesura” con la primera voz oficial del grupo: Humberto Muriel González, “Huango”. Esta producción, descrita por Fruko como “experimental”, sirvió para que se moldeara el estilo, sonido y conformación de la banda. Habida cuenta de que solo se lanzaron 400 copias al mercado, no fue un producto que le representó ganancias a la compañía ni al naciente director musical, pero definitivamente fue el punto de partida de una exitosa carrera. Actualmente el disco, por su limitado número de ejemplares disponibles en buen estado, se ha convertido en una apetecida pieza de colección por la que se cobran sumas escandalosas, especialmente en el exterior (Estados Unidos, Europa y Japón), adonde ha llegado gran parte de estas ediciones.

Para el segundo álbum contaron con la participación de Edulfamit Molina Díaz “Píper Pimienta”, que venía de Los Supremos. El disco vio la luz en 1972 y se tituló “A la memoria del muerto”, y si bien no contó con la recepción esperada, puede ser quizá uno de los mejores en cuanto a calidad artística. La carátula del LP muestra a Fruko (inyectándose en uno de sus brazos) y su cantante sentados en un cementerio, con coloridas camisas africanas y pintas de hippies, poniéndose a tono con la revolución juvenil del momento, escena escandalosa para una sociedad que deglutía difícil y lentamente este tipo de tendencias foráneas, al punto que en el momento de hacer las fotografías, la policía los sacó del campo santo por considerarlo inmoral. La canción “A la memoria del muerto” fue el primer éxito en Colombia y “La fruta Bomba” pegó fuerte en países como Panamá, Venezuela y Cuba. Fruko y sus Tesos ya había despegado.

Posteriormente llegaron las dos voces más queridas y recordadas de la legendaria orquesta: Álvaro José “Joe” Arroyo González, de Cartagena y Wilson Manyoma “Saoko”, de Cali. El primero debutó en el disco “El Bueno” (1972), cargado de covers de Nelson y sus Estrellas, Richie Ray y clásicos de la música cubana; el segundo, en “Ayunando”, de 1973, por la línea del anterior LP, de donde se destacaron la canción “Tú sufrirás”, de Saoko, y “Mosaico Santero”, un popurrí de canciones de Celina & Reutilio muy bien arreglado, e interpretado por Joe Arroyo. Pero indudablemente el gran éxito fue “el ausente”, que se posicionó muy fuerte en emisoras y discotecas a nivel nacional. Ese mismo año se produjo “El Violento”, cuyos cortes “Tronco Seco” y “Nadando” se volvieron hits. 
 


1974 arribó con el buen LP “El Caminante”, cuyos éxitos los aportó la voz de Joe Arroyo: la nueva versión de “El Caminante”, tema originalmente interpretado por el cubano Roberto Torres; “Tania”, declaración de amor del cartagenero a su pequeña hija, tema que se convirtió en clásico instantáneo del rico repertorio salsoso de Colombia; y “El Árbol”, composición de Isaac Villanueva.

La consagración definitiva llegó con el disco “El Grande”, de 1975, una verdadera joya de principio a fin. Todos sus cortes fueron éxitos rotundos. Recordamos “Manyoma”, “Flores Silvestres”, “Los Charcos”, “Confundido”, y la canción que le dio la vuelta al mundo y que hoy, 38 años después de haber sido estrenada, continúa siendo la marca registrada de la salsa colombiana y no deja de sonar en emisoras y bailaderos: “El Preso”. Composición de Álvaro Velásquez, “El Preso” nació del drama de un amigo suyo condenado en Canadá por tráfico de drogas. La música, adaptada de un vallenato, se llevó al formato de salsa gracias a los arreglos de Luis Carlos Montoya y la colaboración de todo el grupo que aportaba sus ideas en el estudio de grabación.

Hasta la fecha ha sido el mayor de los éxitos de su carrera, representó la entrada por la puerta grande al exigente mercado latino de la música caribeña y llegó a ser considerado himno de la salsa a nivel mundial. Fruko había dado el batacazo de su vida y se había ganado merecidamente y a pulso, un lugar destacado dentro de las estrellas del género, tanto así que fue invitado a tocar en el Madison Square Garden de Nueva York para que alternara con luminarias como la Fania All Stars, la Dimensión Latina, Wilfrido Vargas y el Conjunto Libre, proeza que solo había logrado una colombiana, la baladista Claudia de Colombia. 


Su siguiente álbum fue El Bárbaro (1976), que puso a sonar “El negro chombo”, tema especialmente compuesto por Fruko para que lo interpretara Joe Arroyo, ya que era dedicado a su padre que lo abandonó. En 1977 salió El Patillero, con dos temas destacados: “Los Patulekos”, cantado por Joe, y “El Patillero”, del compositor Roberto Solano, en la voz de Saoko, de tremendo impacto en Panamá. 1978 nos regaló El Cocinero Mayor, brillante producción en la que Joe inmortalizó la canción que dio título al álbum, Saoko pegó “El árbol” y el invitado especial de la grabación, la histórica voz de la Sonora Matancera Celio González, aportó una memorable pieza, “La Borincana” (también de Roberto Solano), que inicialmente se iba a llamar “Bogotana” pero la productora quiso internacionalizarla y la letra se adaptó a Puerto Rico. En 1979 el turno fue para El Teso, donde Joe impuso “Catalina del Mar”.

Durante la década de los ochenta produjo siete álbumes, no con la misma fuerza ni éxito de los anteriores, fusiones de ritmos caribeños que tomaban rumbos distintos a lo que la banda había acostumbrado a su público, pero no por eso carentes de calidad artística: “El Espectacular” (1980); “El Mejor” (1981), donde regresó transitoriamente Píper Pimienta a reemplazar a Joe que había lanzado su primera producción como solista; “El Genio” (1982), donde vuelve Joe Arroyo en su última grabación con Fruko y con el debut de un jovencito Juan Carlos Coronel; “El Salsero Mayor” (1983), con las voces nuevas de May González y John Jairo Murillo, y la inclusión especial de la India Meliyará en el corte “Amigo”; “El Magnífico” (1985), en el que Joseíto Martínez hace su aparición; “Contento” (1987), nuevamente con Martínez y la participación especial del bolerista cubano Orlando Contreras; y “El Padrino de la Salsa” (1989), con Willie Calderón como nuevo intérprete. Wilson Saoko estuvo presente en las anteriores producciones, a excepción de “Contento”.




El decenio de los noventa llegó con un interesante proyecto: hacer cuatro álbumes que rescataran lo mejor del cancionero caribeño por ritmos, especialmente dedicados a la música cubana y a sus inmortales figuras. La idea se materializó en 1993 con el estrenó del álbum “Mambos”, que recordó la música dorada de Pérez Prado y del “Bárbaro del ritmo”. La era de Los Tesos había culminado e iniciaba la de Fruko & Orquesta. El disco contó con la participación de los cantantes Antonio González y Johnny Moré. El año siguiente lanzó los otros tres discos: “Pachangas”, cuyo repertorio incluía éxitos de Joe Cuba, Joe Quijano, Richie Ray y La Plata Sextet. Además de González y Moré, cantaron Óscar Quesada y Robin Espejo; “Sones y Montunos”, con el retorno de Wilson Saoko y el debut de “Chucho” Nuncira quienes remembraron joyas del Trío Matamoros, Tito Puente, Ñico Saquito e Ignacio Piñeiro; y “Guarachas, Guajiras y Boleros”, en donde repitieron Saoko y Nuncira, esta vez cantando clásicos de Rafael Hernández, Arsenio Rodríguez, Portabales, Miguel Matamoros y Joseíto Fernández. 



El reinado del acetato había llegado a su fin y sus próximas producciones solo saldrían en CD. Las nuevas tendencias musicales foráneas, la fiebre del merengue, el auge de la salsa romántica-erótica y la piratería estaban pasando factura al boom de la salsa brava. Las ventas de los discos habían caído estruendosamente y los tiempos eran difíciles para la industria. Sin embargo, Fruko continuó grabando y lanzaría varias producciones más: “Esto Sí es Salsa de Verdad” (1999), “Power Salsa” (2000), “Somos Salsa (We Are Salsa): Latin Treasures In Hard Salsa” (2002), “Pa’ Gozá Con Fruko” (2003), “La Máquina del Sabor” (2004), y “Fruko Power” (2006), producciones donde presentó las voces de Delfo Barrientos, Álvaro Pava, el panameño Gabino Pampini, Daniel Silva, Luis Moyano, Morist Jiménez, Harold Pálaez, Luis Moreno, la cubana Raquel Zozaya y el “Faraón” Óscar De León.

Hay tres álbumes que por lo general no aparecen en su discografía pero que merecen ser tenidos en cuenta: “Oriza”, de 1971, en el que además de Fruko incluyeron temas de otras orquestas como Ralph Roig, Dee Jay, Louie Ramírez y Félix Caraballo, en donde se compilaron números grabados con Píper Pimienta pero que únicamente salieron al mercado en discos de 45 r.p.m: Oriza, Yo No Vuelvo A Querer, Dame Un Break, La Chica Del Barrio Obrero, y Algo Pa’ Gozá; “Fuentes All Stars” (1975), de artistas varios, que compila otros números extraviados en los pequeños discos de 45: No Me Dejan Quererte, Entre Marido y Mujer, y Negra Del Campo; y “Full Salsa Para Gente Rumbera Vol.1” (1976), disco raro que contiene una canción por cada lado (Full Salsa 1ª Parte y 2ª Parte), suerte de sesión improvisada. Más recientemente, Discos Fuentes editó el LP de Joe Arroyo, “La Voz, Bolero y Salsa”, que incluye 10 cortes, algunos inéditos, del cartagenero con Fruko Y Sus Tesos: Canta Mi Corazón, Caifaz, Y Cuando, La Lotería, Volvió A Mentir, Ayúdala Por Favor, Sentencia China, Pa´Borinquen, Congo, y Volver A Empezar.

Además de Los Tesos, su carrera se extiende a otras agrupaciones como los Corraleros de Majagual, Los Diplomáticos, The Latin Brothers, La Sonora Dinamita, Afrosound, Wganda Kenya, Banda La Bocana, Los Tupamaros y La Sonora Carruseles. Con más de 48 años de vida artística, un olfato agudo para descubrir nuevos talentos, ejecutor de 25 instrumentos musicales, más de 42 álbumes, 8.000 grabaciones como compositor, músico, director de orquesta, arreglista, ingeniero de sonido o productor, giras por alrededor de 70 países y 250 ciudades, premio de la revista Record World a mejor orquesta tropical de América, indudablemente Fruko es el más grande de Colombia. 
 


Julio Ernesto Estrada no fue el primero en hacer salsa en el país, eso es algo que está lo suficientemente claro, pero sí fue el primer colombiano que alcanzó la gloria gracias a este ritmo y la internacionalizó. Por eso resulta lamentable que algunos “eruditos” se empeñen en mirar con displicencia y mezquina prevención el trabajo del paisa por cuestiones regionalistas. En cierta ocasión, un reputado coleccionista costeño dijo “Qué va, antes de Fruko estuvo Roberto de la Barrera y Michi Sarmiento, la salsa colombiana nació fue en la costa”, lo cual puede ser cierto, pero con el respeto que se merecen estos dos artistas planteo el interrogante: ¿Ellos también alcanzaron el éxito y reconocimiento que obtuvo Fruko a nivel mundial? Ese es el punto.

Antes de Fruko escuchamos guarachas de la Sonora Dinamita, danzones y guajiras de Lucho Bermúdez, salsa al peculiar estilo de Aníbal Velásquez y Chico Cervantes, los mismos Corraleros de Majagual hicieron “Quemando”, Pedro Laza grabó con Daniel Santos, René Grand puso a sonar “Mambo Cool”, en fin, el movimiento ya se había iniciado, pero Fruko fue quien se consolidó como el abanderado de la salsa de Colombia en el exterior.

Hoy, 7 de julio de 2013, a 62 años de su nacimiento, quiero rendirle un sencillo homenaje al hombre que cimentó las bases para que Colombia trazara el sendero del éxito en el mundo de la salsa, reconocimiento que inconcebiblemente está en mora de hacerse por parte de sus colegas, de sus compañeros de época, de la casa disquera que en gran parte vio incrementar sus utilidades gracias a su extraordinario talento, de un país que históricamente ha padecido amnesia e ingratitud con sus luminarias.

Feliz cumpleaños maestro Fruko. Solo nos resta decirle: gracias por tanta tesura
 
Por: John Jairo Usme
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