"Quiero compartir escenario con Rubén Blades" César Mora
El actor y cantante está lanzando su más reciente álbum, llamado Mi bendición. En él expresa sus más profundos e íntimos sentimientos. Además de eso, se atrevió a pasar por nuestra tómbola CROMOS.
¿Qué fue lo mejor de pasar por Yo José Gabriel?
Conocer a personajes de la vida pública en una faceta descomplicada, eso lo lograba el programa.
¿Un momento triste durante el programa?
La muerte de Jaime Garzón, porque era un personaje lleno de valores y humor; él le aportó tanto al país y logró ser tan querido que eso fue duro.
¿Extraña hacer parte de un programa así?
Sí, claro, por el significado que tiene la música para mí. Incluso he pensado tener un programa con mi orquesta en el que yo sea el anfitrión. Toca esperar.
¿Actuar o cantar?
Las dos, aunque tengo una relación más directa con la música, en ella soy yo expresándome como quiero, mientras que con la actuación hago lo que quiere el director.
¿Cuando pequeño pensó en ser artista?
No pensé que iba a ser actor o músico, lo que sí pensé es que me sentía seguro cantando en el colegio, cuando tenía seis años.
¿Qué cantó?
El pollo Chiras y Campanera de Joselito, siempre me ponían en la lista de participantes.
¿Cómo le dicen?
Depende del personaje que haga en televisión.
Un recuerdo de infancia
Mi relación con mi madre. Un día íbamos caminando y llegando a un parque en el que se realizaba un bazar y por unos parlantes se escuchaba «Muy bien, un aplauso para nuestro participante, ¿quién más quiere participar?», y mi mamá me dijo «vaya, suba», y yo le dije «y ¿qué hago?», ella me respondió «cualquier cosa, cantar», entonces yo me subí a la tarima, me presenté como César Mora y comencé a cantar Campanera. Ella siempre supo que esto sería mi vida.
¿Qué extraña de Cali?
Todo. Sin sonar desagradecido con Bogotá, porque me ha dado todo, pero yo quisiera ser más caleño. Incluso, cuando tengo tiempo, viajo mucho.
¿A qué le sabe la salsa?
A un sabor especial que llena mi vida; con ella me siento en plenitud.
Lo mejor de su época bohemia
Indudablemente, la experiencia. Esa época fue como una moneda con dos caras donde aprendí y disfruté y, por otro lado, me expuse a caer y perder amistades y logros. Fue bueno vivir todo eso.
¿Cuál es su nota más alta?
Mi familia. Llevar 21 años junto a mi esposa y tener a mis hijos conmigo. Son mi mejor parche.
¿Qué le dejaría a sus hijos como herencia?
Plata no pero sí educación, buenas costumbres, respeto por los mayores, por la pareja, por los amigos, por la sociedad.
¿Cómo quiere que lo recuerden?
Como un buen artista y un gran ser humano.
¿Con quién quiere compartir tarima?
Con Rubén Blades.
Un maestro de la salsa que lo inspire.
Rubén Blades, porque además de gustarme su música, me gusta que le habla a la historia, a la vida, al pueblo, a los pobres, a los ricos, al amor… Yo hago lo mismo porque creo que los artistas son crónicas de la historia que les tocó vivir.
¿Cuál sería la rumba ideal?
Con un buen DJ que tenga salsa y rock de los años sesenta, ochenta y noventa. Estar acompañado de la esposa, los hijos y los amigos.
¿Hay algún fantasma que no ha podido superar?
Supongo que el de la muerte, porque los artistas nos sentimos inmortales gracias al pedestal en el que nos pone la sociedad.
¿Para qué sirve la fama?
Debería servir como aporte de ideas en contra de la violencia y la guerra, porque los famosos terminan siendo ejemplo.
¿Qué guarda en su mesa de noche?
De todo, parece de mujer. Hay que tener una brújula para entrar. (Risas.) Periódicamente me toca botar muchas cosas.
Sonido favorito.
El del piano, es una frustración para mí no haber podido ser pianista.
¿Qué es lo mejor de la vida?
Vivir, respirar y tener salud.
Una foto para enmarcar.
La de mi mamá a la que le debo tanto.
¿Alguna frase favorita?
«A los hechos», siempre la digo.
¿De todos los libros que ha leído, cuál es su favorito?
Las aventuras de Tom Sawyer. Me lo regaló un doctor con el que mi mamá trabajaba, un día antes de mi primera comunión. Y aunque mi mamá me pidió que no lo destapara, no obedecí y lo leí de corrido.
Aroma favorito.
El del cilantro y el de la mujer.
¿Cocina?
Sí, hago lo que sea. Mi mamá me enseñó a hacer sobrebarriga, sudado, sancocho, ajiaco, pasta y más.
Un reto por cumplir.
Tendría muchos. Uno es el álbum de boleros que viene después de este. También un musical en el que aparezca yo con mi orquesta.
¿Qué heredó de su mamá?
La pasión por la música y la voz; si le pido que cante, lo hace sin parar. Una vez en un concierto cantamos juntos a capella, y al finalizar se escucharon muchos aplausos. Ella solo me dijo: «cantemos la otra, cantemos la otra».
Gloria Castrillón y Gabriela Castro |
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